viernes, 11 de noviembre de 2011

Pinturas milenarias en las cuevas de las manos



 Y, estamos en las cuevas. No lo puedo creer, llegamos,

la pucha que valió la pena.

El cañadón, rojo (hematita), blanco (arcilla ilitica), amarillo (azufre), verde,

ocre, lila, naranja, rosa, celeste, en montículos bien definidos donde la acción de la

lluvia y la nieve ha esculpido ranuras dando un bajo relieve de efectos de luces y

sombras típicos sólo de este colorido lugar.

Debemos caminar por un muy angosto sendero hasta las manos.

Saludan, aplauden, bailan, abanican, nos cuentas sus historias familiares y de cacerías,

también de enamorados y constelaciones, hombres, mujeres y niños de todas las edades y los tiempos, dos mil años de historias conjugadas en estas paredes de piedras

También encontramos patitas de choique y guanacos estampadas. Lo llamativos que

usaban la técnica del negativo, es decir el contorno de la mano. ¿Como lo hacían?

Apoyaban la mano y por un tubito sopleteaban la pintura, el tubo estaba hecho con

huesos de pequeñas aves.

Este sitio fue ocupado por cazadores recolectores hace más de 8000 años

La principal cueva, la más grande tiene 24 m de profundidad, 15 de ancho y 10 de alto.

 

Los guanacos nos observan desde lejos, un águila solitaria revolotea sobre nuestras

cabezas y los ratones de campo se asoman y esconden rápidamente.

En el refugio de los guías nos espera Bocha durmiendo con leque y María gaita.

El mejor horario para visitar este lugar es justamente el atardecer porque entre las sombras

se aprecian mejor los colores, sino el sol les da de lleno y no se pueden ver bien. Nos

llevo todo el recorrido muchas horas de caminata, ya se acerca la noche y por supuesto

que decidimos volver por bajos caracoles, ni locos retomamos la cortadita



El atardecer entre las bajas bardas es impactante, los colores de las montañas se han
evaporado tiñendo las nubes y las manos continúan silenciosa e incansablemente
pintando.
El camino es sencillo, con menos subidas y bajadas abruptas aunque más largo.
Manadas de guanacos se asustan y para huir del ruido del motor saltan los alambrados y
cruzan delante de nosotros a toda velocidad. Las ovejas con sus pequeñas crías también
corren, pero se abatatan tanto que lo hacen por la ruta delante del vehículo, en cambio
las rápidas liebres detienen su paso para mirarnos pasar, son tantas que nos observan
que debemos tener cuidado de no atropellarlas.
Rápidamente cruza un grupo de ñandúes jugando con una gran manada de guanacos.,
conviven compartiendo estas tierras.
Bajo Caracoles allá a lo lejos perdido en este desierto, sencillo, pequeño, dos cuadras
por una, con juzgado de paz, policía, puesto sanitario, escuela, hotel y por supuesto el
infaltable bar.
Son las 9 de la noche y todavía hay claridad. Retomamos a Perito Moreno por el ripio,
nos sorprende la noche en la ruta, y el cielo nos guía encendiendo sus farolitos, el lucero
nos acompaña, por allí se divisa la cruz del sur, más allá, la constelación de Orión.
Programamos hacer noche en Perito Moreno y al amanecer, bien temprano salir para el
este, para el océano Atlántico. Pero no hay nafta, hay turistas que aguardan hace dos y
hasta tres días para reabastecerse, dicen que mañana ,se podrá cargar.
Ya ha llegado el camión con el combustible pero falta el encargado de la playa para
poder dar la orden de descargar.
Unos holandeses han alquilado un motorhome en chile, miran sorprendidos, mientras la
playa de la estación de servicio se va convirtiendo en un camping improvisado, otra
familia de corrientes comenta que pierden los días de hotel contratados vía Internet en
Bariloche. Nosotros no tenemos apuro, pero a nadie le gusta quedar varado ridículamente. Logramos cargar combustible, tuve que hablar con el dueño de la estación de servicio, que además es dueño de varias minas de oro en el lugar, y explicarle, o hacerle entender que es ridículo que esperemos al encargado de la playa, que el siendo el dueño podía dar la orden de descargar el camión y listo. Costó, pero finalmente accedió y pudimos continuar. A las 10 salimos hacia el este con el tanque lleno.


.