bitácoras

2011 a  los lagos del sur. Una vueltita por la patagonia Argentina

Por fin llego el tan anhelado, programado y reprogramado viaje.
Después de tantos preparativos, arrancamos, la Leque con alero nuevo, de estreno, y
GPS, todos unos adelantos tecnológicos, calculamos rutas, velocidades, conveniencias
de caminos, etc. Ya la galleguita que tiene adentro nos ha retado varias veces pero la
ahorco y se queda calladita. En casa quedo Galo de casero y excelente jardinero.
Salimos el jueves 13 como estaba previsto, pero esta vez no al amanecer sino a las 9 de
la noche, después de pasar por los bulincitos de alquiler y ver que todo este bien.
En las Flores a eso de la 1 y 30 nos dispusimos a dormir, pero a las 4 dos ómnibus
cargados de hinchas del tigre llegaron con sus desentonados cánticos, por lo que
decidimos continuar la marcha. Es así que el amanecer nos encontró en el camino
mateando.
Después de Las Flores el camino se lleno de una espesa niebla que nos obliga a ir más
despacio.
Llegamos a González Chávez, ya hemos recorrido 431 Km. y son las 9 de la mañana,
aprovechamos para comprar el desayuno “yogur de frutilla”
¿A dónde vamos?
A San Martín, camino de los 7 lagos, Los Antiguos, Cueva de las Manos, Madryn,
Viedma, ese es el proyecto, después veremos que se hace de todo lo planeado.
En Tres arroyos para completar el desayuno compramos unos palos de Job hechos
especialmente para nosotros, ya que Bocha nos dijo que ahí eran los mejores del mundo
y así se lo transmití a la panadera, que como no los tenía armados, se dispuso a hacerlos
con particular esmero. Los mejores con dulce de leche en el relleno, otros con crema y
bañados en chocolate, gigantes, dulces, empalagosos. Mientras los elaboraban, como
había wifi aprovechamos a comunicarnos con mamá, se encuentra muy bien y contenta
de escucharnos.
Seguimos un poco mas y en Coronel Dorrego ya el sueño nos abatió, entonces a las 12
tomamos una siestita, y ahora si recuperados tratamos de llegar a Bahía Blanca para
hacer el almuerzo y hacer otra paradita técnica.
¿El paisaje?, verde, verde oscuro, verde claro, verde limón, verde oliva, verde
esperanza, pampa y más pampa húmeda, no se ha visto todavía soja., si trigo, cebada,
avena y lavanda con su característico azul que entre tano verde queda muy bonito.
Recién aquí pasando Monte hermoso el suelo comienza a ondularse, vamos con viento
fuerte en contra desde el amanecer, velocidad máxima crucero 55 ¡a fondo! Con el casi
doble gasto de combustible.
Bahía Blanca lo pasamos de largo y recién en Medanos cargamos nafta. Continúa el
viento y se metió todo el medano en la camioneta, en la ropa, en la mercadería y en
nuestros poros.
Puesto sanitario. ¿Llevan algo de fruta que declarar? (9, 40$) por su puesto que no, no
dijimos nada de la fruta que estaba bajo las camperas de nieve cómodas y calentitas,
como las 8 naranjas, 6 manzanas y cuatro bananas, más los palos de Job que sobraron
del desayuno, mmm...… dulce de leche y mucho, y ni qué hablar del baño de chocolate.
Ahora hasta Choele Choel. Tenemos mas de 200 aburridos kilómetros pero charlando,
mateando y escuchando música lo vamos sobrellevando. Pero no, no pudimos llegar. A
las 9 de la noche, el cansancio era mucho y Río colorado ostentaba una estación de
servicio para dormir, bañarnos con agua caliente y lavar la ropa, también aquí gracias al
wifi nos comunicamos con todos, por la noche fuimos al centro después de cenar frutas
y tomamos un helado frente a la estación de trenes donde hoy funciona un teatro. Luego
volvimos a la misma estación, y ya por la mañana por supuesto otra ducha antes de
partir.
Amaneció, empieza la danza de camiones respiran como búfalos, se enroscan y
desenroscan como lombrices recién descubiertas en la tierra y cuando logran
desperezarse bien, estirándose derechito con todo lo largo que son, roncan 10 minutos
más y se van recortando la silueta contra el sol, que esta allá muy, pero muy bajo porque
recién se asoma. Es una danza repetida en todos los viajes que no me canso de observar.
Peón 4 reina, ruta, mate, ruta, Rafael Amor, ruta, el caballo amenaza un alfil, ruta, puta,
ruta, el sabalero, mueve la dama, mate y ruta, ruta, ruta, tan derecha que las piezas sobre
el tablero ni se inmutan. Violeta Parra y se acerca el jaque
¡Llegamos a Choele Choel!
Hay un supermercado gigante, donde nos abastecemos de nuestro infaltable yogur de
frutillas y paramos en Darwin para tomarlo. Este particular pueblo mide solo dos
cuadras por cinco, esta ubicado sobre la ruta, así que dimos la vuelta del perro lo
recorrimos todo y en el Paseo de la madre, recién pintado, mesas, bancos, cordones,
todo reluciente, decidimos detenernos para el desayuno.
Durante el viaje voy leyendo la guía de turismo que siempre llevamos a mano y me
informo que en Coronel Belindez hay un fuerte que tiene flora exótica y árboles de
alcornoque (corcho)
Ninguno de los tres lo conocemos, entonces decidimos desviarnos hasta allí para
verlos. El pueblo es prolijo, se conjuga lo antiguo con lo moderno, muy chato y seco, no
encontramos la dirección de turismo, por lo que nos acercamos a la intendencia,
atendidos por el mismo intendente, muchacho joven, nos cuenta la historia del fuerte de
la época de la campaña al desierto, actualmente este fuerte es un lugar privado en manos
de la empresa CLEPE, pero el charla con los guardias de la empresa y les manifiesta
que somos amigos personales y nos conceden una visita, nos hace acompañar por dos
empleados del municipio, Marcos y Pancho.
Recorrimos todo el fuerte y tocamos el alcornoque
pero más nos sorprendió el tamaño y la antigüedad del fuerte,
sus habitaciones muy amplias y lujosas, una de ellas tiene una estufa hogar del tamaño
de mi cocina, solo la estufa; y la chimenea da a un baño para calefaccionarlo, que el
baño es del tamaño de la habitación del Pin, con una bañera enorme. En el patio tiene
dispuestas las caballerizas y las celdas para los nativos, entre las arcadas del patio
grandes aromos en flor que perfuman toda la región.
Divisamos el monumento al indio en Villa Regina, justo cuando pasamos por Chimpay
se comunico Javier, que estaba con su mama en Nueve de Julio, la Negra es devota
fanática de Ceferino, entonces de parte de ella le pedimos al santito que lo proteja a
Javier.
Kilómetros y kilómetros de plantaciones, peras, manzanas, duraznos, podados de perfil,
parecen un dibujito de un árbol en vez de un árbol verdadero, están protegidos por altos
muros de álamos esperando dar los mejores frutos del año.
Sopla con fuerza el viento patagónico, que no solo levanta tierra y arena si no también
la ceniza volcánica, señal que nos vamos acercando cada vez más al oeste.
Pasamos por Roca, Allem, Cipolleti y Neuquén, aquí fuimos al balneario municipal, y al
río grande, me asuste de pensar que cuando jovencita nadaba y remaba en estas aguas
tan turbulentas, los remolinos son enormes,
La isla frente al balneario ahora esta unida con un gran puente y hay casas y hasta un
complejo de departamentos muy amplio.
Continuamos por Plotier, Senillosa. Subimos bruscamente a la ruta 22 y en esa
maniobra, plum, boom, plaf, el escaparate nuevo; que estaba atornillado en la pared
lateral cargado con todas las latas para treinta días de viaje, más ropa y más mercadería,
me parece que pesaba un poco de más, se desprendió y se desbarrancó. En el mismo
instante Pincén grito ¡¡ESTOY BIEN, NO PASO NADA!! Y quedo al costado del
tornado de latas y galletitas. Fue tanto el despelote que hasta la gallega se quedo muda
esperando que recalculemos, digo que ordenemos.
Ruta derecha, larga, derecha, ventosa, derecha, seca, árida, ventosa, y más ventosa, ¡UN
OASIS!
un verdadero espejo de agua allá a lo lejos, allá adelante nos espera, ¡si, si, es agua! El
Chocón, subimos y bajamos todas sus callecitas, bordeamos el embalse y caminamos
por el centro cívico, museo antropológico e iglesia incluida..
A la salida del Chocon gendarmería nos informa que vayamos despacio, con mucha
precaución y sin ningún apuro ya que mas adelante en Piedra del Águila el transito se
encuentra cortado por el intenso viento y las cenizas que levanta que impiden una buena
visibilidad, llevamos ya recorridos desde el Chocon 150 Km. y cruzamos solo 5 autos
que deben haber pasado antes del corte, no llevamos apuro y nos disponemos a cenar en
Piedra del Águila., cenamos y dormimos aquí. No se puede continuar, por suerte la
estación de servicio es confortable, así que tomamos una ducha por la noche y otra por
la mañana antes de partir. El viento sopló con intensidad toda la noche, pero al
amanecer se apacigua y nos permite continuar, son las 6 de la mañana y amaneció muy
fresco 10º dentro de la camioneta.
Llegamos al embalse Piedra del Águila después de un largo camino con muchas subidas
y bajadas, algunas subidas Leque las tomo en segunda con una velocidad promedio de
20 kilómetros por hora, para que se vaya acostumbrando a los caminos de montaña.
El Lanín.
Lo divisamos desde lejos y lo reconocemos por su forma cónica perfecta
Íbamos a San Martín de los Andes, pero el fuerte viento nos desvío para el
Huechulafquen, “parque Nacional Lanin”
LAFQUEN: LAGO
HUECHU: EXTREMO O ALTURA
En San Martín de los Andes recorremos el centro cívico y almorzamos a orillas del lago
Lacar
Nos comunicamos con Luciano, vive con su compañera Ingrid (colombiana) divina, le
contamos que estamos cerca y nos esperan.
Hacemos el camino de los siete lagos, los recorremos, paramos en cada uno sacamos
fotos,

No hay gente, nadie, el paisaje es bello, pero desolador, mucho gris, mucha ceniza, en
Villa Langostura están vendiendo las casas, prácticamente regalándolas, la gente emigra
desesperada, quedan muy pocos poniéndole el pecho al volcán y parece ser que esto es
para largo, porque se despertó no uno, si no un cordón de volcanes. La verdad que el
aire se torna irrespirable y molesta mucho en la vista. Muchos usan barbijos y
antiparras, la ropa siempre sucia de blanco es como un talco que se pega en todos lados,
pero con pequeñas agujas de silice microscópicas que también se pegan en todos lados,
ojos, vias respiratorias y pulmones, es terrible.
Al cruzar para Bariloche el paisaje cambia bastante. El Nahuel Huapi tiene su brillo
natural aunque en la costa quedan restos de cenizas.
Luciano vive en un lugar de ensueños, el barrio mas bacán de todo Bariloche, Melipal,
nos reciben con una calidez indescriptible, Ingrid como si nos conociera de toda la vida
o más aun como si fuéramos sus familiares. Habían preparado una hermosa mesa para
darnos la bienvenida
Paseamos mucho con Luciano como nuestro guía personal mientra Ingrid toma sus
clases de teatro y trapecio, bordeamos el Nahuel Huapi y fuimos a la laguna el Trébol
donde charlamos con unos artesanos amigos que trabajan la caña del colihue haciendo
gordos lápices de crayones bajo la sombra de un cerezo en flor.
Lago el trébol
Seguimos el recorrido de lo que le llaman el circuito chico y llegamos al lago Moreno
donde se divisa el famoso Llao Llao
nombre tomado del nudo que forman los arrayanes
cuando son picados por una pequeña avispa que quiere alojarse en su interior. Por ese
pequeño orificio largan una melaza que se va endureciendo con el tiempo y de esta
manera protegen su bella madera, sobre este nudo se asientan unos hongos comestibles
de exquicito sabor, de aspecto como pequeñas mandarinas pero sin gajos. Recordemos
que en esta zona es donde se encuentran los únicos bosques de arrayanes de todo el
mundo.
¡Es la hora! Sale Ingrid de sus clases y quedamos en ir a buscarla, debemos apurarnos.
Llegamos justo. Vamos al centro a buscar la ropa que habíamos dejado en el lavadero
automático y aprovechamos para recorrer el centro cívico
y algunos museos. Pincén saca del tarjetero de un museo una sola tarjetita de hospedaje,
Increíble, de todas las que había, saca el azar solo una ,y es justo frente a lo de Luciano,
Un complejo de cabañas que por su terreno pasa un arroyo natural y lo han aprovechado
para construir unas cascaditas, puentes y arroyitos, todo está muy económico, porque,
como no hay casi turismo por las cenizas deben aprovechar que algunos pocos
accedamos a sus servicios, por lo que decidimos quedarnos, esta totalmente equipada
con calefactores de tiro balanceado en cada habitación, freezer, microondas, TV y
video, wf, bañera, no le falta nada, ¡¡¡¡es un lujo!!!! Y hasta con desayuno incluido,
claro que lo convencimos a Bocha y aquí pasamos la noche.
Y hasta él miró algo de tele
A las 8 de la mañana quedamos en encontrarnos y continuar paseando por circuito
chico con Ingrid y Luciano.
Salimos por la Avenida Bustillo bordeando el Nahuel Huapi con su cerro Campanario
en el fondo. Llegamos al club de remo de Bariloche, Pin en su salsa, lo recorrió
íntegramente y hasta se metió en la botera, estaba muy, pero muy feliz.
Nos quedamos un largo rato, pero no se animo a sacar un bote, el frío es intenso.
Visitamos el Llao Llao, recorrimos su galería de compras con sus boutiques,
demasiados lujosos para nuestro gusto,
anillos de diamantes, tapados de pieles auténticas, ¡cuántos animalitos muertos para
vestir a una animal! ¡Que horror! sus salones con las arañas de luces hechas
artesanalmente con astas de ciervos,
Se acerca uno de los empleados y al vernos tan ecologistas y asombradas por tanto
bichito muerto nos explica que los ciervos cambian sus astas; por lo que le pregunto si
también la piel porque los sillones están tapizados con sus pieles, no `pudo rebatir mas
nuestro asombro de tanta matanza de animales. Los ventanales enormes con vistas a los
jardines llenos de tulipanes, al lago y los cerros. Llegamos a la biblioteca donde nos
pudimos sentar a leer, claro que no mucho de lo que había nos atrapaba como
interesante, libros sobre las joyerías mas importantes del mundo, las grandes empresas,
y si lo mas atractivo que pudimos encontrar, un libro sobre lugares exóticos en el
mundo y otro sobre avances tecnológicos. No habiendo mucho más por recorrer nos
vamos, no sin antes averiguar sus costos.
Habitaciones de base doble desde 2000 $ hacia 9000 y más, no recuerdo, porque no
entendí si era para base doble o un bus repleto como dijimos bromeando.
Saliendo del hotel pasamos por cerro Capilla y nos dirigimos a Puerto Pañuelo a tomar
una embarcación para Chile, pero este, está cerrado por el gran viento imperante en la
zona.
Transitamos un espeso bosque de colihue hasta la Bahía López
hasta llegar a Villa Tacul, en el camino encontramos la casa del guardaparques,
intercambiamos regalos, ellos nos entregan un gran Llao Llao, nosotros les damos un
paquete de galletitas dulces. En la casa de los guardaparques, conversamos con las aves
mientras las alimentamos. Continuamos para el Lago Escondido
entre el cerro López y el cerro Capilla. Bordeamos la orilla sur del lago Moreno,
cruzamos por el arroyo López que en esta zona hace un gran salto y viene bastante
cargado por el deshielo, este desciende por la ladera norte del cerro.
Otra vez nos desviamos, esta vez por la derecha e ingresamos a Colonia Suiza cruzando
el arroyo Goye (nombre de los fundadores de la colonia.).
Aquí son todos Goye, padres, hijos, hermanos, primos, tíos, vecinos, cuñados, ahijados,
suegras y consuegras, todos, pero todos, de apellido Goye.
Casas de madera con acequias frescas y torrentosas, musicales cascadas, chimeneas
humeantes, puertas talladas,
puentecitos que invitan a ingresar, parece un pueblo sacado de un libro de fantasías de
duendes y hadas. Tulipanes tiritando de frío en las puertas y aromas mezclados de tortas
caseras y chocolates. ¡Que delicia!
Terminamos de bordear el lago Moreno.
Nos despedimos de Ingrid y Luciano, también intercambiando un par de obsequios y
recordando los que habíamos intercambiado en el viaje anterior. Luciano se sorprendió
cuando vió que aún conservo la pepita de oro que me regaló cuando nos conocimos.
Ingrid nos obsequia un par de mandalas confeccionadas por ella. La de colgar por su
puesto ya la pusimos en nuestra Leque y Pin se entretiene en el viaje con las formas de
la mandala tratando de inventar nuevas historias.
¡Hasta la vuelta! ¡Hasta cualquier momento! ¡Hasta siempre!
Continuamos nuestro recorrido por los siete lagos.
Se ha hecho medio tarde para continuar, pero trataremos de llegar al Bolsón. Pasamos
por lago Mascardi al atardecer, recorremos los 100 Km. del Cañadon de la Mosca,
camino más que largo y difícil y sobre todo para hacerlo de noche, pero finalmente
llegamos a nuestro nuevo destino: El Bolsón.
Estación de servicio, wf, duchas, camiones, muchísimos todos derechitos y en silencio,
casi ni respiran. Las duchas son las mejores de todos el viaje, inclusive arriesgaría a
opinar que mejor que las del hostel. ¡Que manera de dormir! Como habremos dormido
de bien que nos despertamos tardísimo, a las 8,30 de la mañana. Nos levantamos, por
supuesto que otra ducha espectacular y vamos a la dirección de turismo para hacer las
averiguaciones pertinentes para armar nuestra travesía diaria.
El Bolsón se ve más fértil, acá el verde brota sin dificultad, es un gran valle entre
montañas nevadas, cascadas, lagos y lagunas.
Lago Puelo solo a 15 Km.
Conversamos con el guardaparque y la gente de prefectura. Imposible ingresar a la
laguna, el viento lo impide, la idea era hacer buceo y cruzar en barco para Chile, pero
será en otra oportunidad.
Llegamos al bosque de las sombras, en el parque nacional Lago Puelo, el bosque de los
pitrantos, árboles que crecen solo en zonas inundables. Es un espeso bosque de pitras,
parientes de los arrayanes donde se ha aprovechado para hacer un recorrido y observar
su fauna y flora sobre un gran piso de maderas. Aquí se observa la interrelación de las
plantas y la atracción y protección que ejercen entre si
Mientras lo recorro caminando lentamente, muy lentamente porque en cada paso
descubro un animalito, sapo, serpiente, aves de todos los tamaños, formas y colores,
Pincén aprovecha a hacer su entrenamiento diario trotando por este circuito maravilloso.
Continuamos viaje y pasamos por el pequeño pueblo El Hoyo
Hace muy poco sufrió un gran incendio: 1800 ha y 18 viviendas totalmente destruidas,
por suerte ninguna victima fatal
Actualmente se están haciendo las casas todas nuevas, nuevamente de madera porque es
lo que se usa en el lugar
Bordeando el río Epuyén, nos dirigimos al lago homónimo, viento patagónico helado,
pero sol brillante que calienta tanto que nos atrevimos a quitarnos los abrigos
Almorzamos a las cuatro de la tarde a orillas del lago Epuyén
Más específicamente en Puerto Bonito y seguimos hacia Esquel.
En esta zona las montañas son muy arenosas, indudablemente de cuando todo estaba
sumergido bajo el mar. El paisaje cambia abruptamente pasando del verde del valle
fértil, cubierto de retamas al árido desierto sólo arena y canto rodado y casi nada de
achaparrada vegetación.
Entramos a la estancia Leleque, hoy propiedad de los Benetton, cuenta con vías férreas
propias para sacar la lana del lugar y poder exportar.
El viento es tan fuerte que no puedo salir por mi puerta porque tememos que la
arranque, José tuvo que bajar a revisar los neumáticos y una ráfaga arrachada lo hizo
trastabillar que casi lo tira. Parecía un dibujito queriendo agarrarse de los vidrios con
cara de no entender que es lo que estaba pasando.
Los yuyos, pequeños peluditos se despeinan acostando toda su lacia melena contra el
suelo.
Vamos a Esquel, faltan aún 54 km y el viento no afloja.
Llegamos por la noche a Esquel y fuimos a la famosa estación de La Trochita.
Dormimos en la estación de servicio de la entrada y por la mañana después de una
buena ducha vamos hacia La Hoya donde Pincén finalmente conocerá, tocará y jugará
con la blanda nieve, durante todo el viaje le vine prometiendo que la tocaría y espero
que hacia sea. Hasta ahora la hemos visto muy lejos, en la cima de las montañas, pero
dicen que en la Hoya, cancha de esquí, tiene que haber.
Sí, hay nieve, está lejos, pero escalando pudo llegar y hasta nos trajo de regalo un gran
bloque de hielo.
Hace mucho frío, pero lo esperamos, está tan contento escalando
que aunque le lleve todo el dia estamos dispuestos a que toque la nieve. Las pistas
comienzan a descongelarse, la silenciosa aerosilla se mese con el viento,
el complejo descansa del trajín del invierno, todo para nosotros solos, no se ve nadie.
Después de varias horas se acerca el cuidador del complejo que dice nos ha estado
observando por la ventana, ni nos habíamos percatado, ofrece si precisamos algo, pero
como estamos tan bien equipados le agradecemos y el lugar ya perdió un poco el
encanto al tener que compartirlo, Pin tocó la nieve y sus manos están rojas del frío.
Unos buenos mates lo calientan y podemos seguir
De regreso vemos a la distancia el lago Willimanco a 9 Km. de distancia.
Vamos al pueblo Gales Trivilin, distante a unos 40 km, hace 12 º pero el viento es
helado, en cambio dentro nuestra camioneta el clima es hermoso 25º, en Trivilin
visitamos la tumba del mala cara y un museo harinero, el pueblo es muy pintoresco con
sus típicas construcciones de madera y los balcones con contornos artesanalmente
hechos.
Desandando unos 8 km llegamos a la bifurcación de los caminos que conducen uno para
el lago Futalaufquen
FUTA.: GRANDE
LAFQUEN: LAGO
Pasamos por el Lago Terraplén, extenso valle verde entre montañas nevadas, cruzamos
el arroyo fontana que alimenta la Laguna Coqueta y
Llegamos finalmente al Parque Nacional Los Alerces.
Nos detenemos a almorzar bajo la sombra de un arrayán con vista panorámica al lago,
en puerto Limonao, nombre del primer habitante de este lugar, luego lo recorremos en
su totalidad, es enorme.
Descubrimos una gran cascada escondida detrás de un cerezo en flor. Pincén se larga a
la aventura, la escala para ver de donde viene el agua, demora, me impaciento y justo
cuando me dispongo por ir a buscarlo, aparece maravillado de lo que ha visto arriba, me
invita a subir y con gran esfuerzo lo logro, en varios tramos prendiéndonos de troncos y
raíces para poder ascender, no existen senderos ni nada que se le parezca el suelo es
mas que virgen, pero no apartándonos del curso del agua no parece ser muy peligroso.
Ya se siente la bruma que nos moja, estamos cerca de la parte más fuerte del salto. El
regreso es más difícil que la subida, la pendiente es muy grande, pero llegamos a la
Leque que dormía junto con el capitán bajo el cerezo.
Al final del lago, este se une por medio del río Arrayanes con el Lago Verde, aquí
también bajamos entre raíces, troncos
y pequeños senderos hasta un puente colgante `para ver la unión de los dos lagos.
Desde el puente se divisa el paso de las truchas río arriba luchando contra la correntada
de las cristalinas y heladas aguas para lograr desovar en el nacimiento del río. El viento
silba y hamaca el puente con frenesí.
Para llegar hasta esa pasarela debimos descender más de dos km con una inclinación de
más de 50º,
pero lo peor fue después subirla, ya veníamos de la cascada y el frío no ayuda para una
buena oxigenación. Costo muchísimo esfuerzo lograrlo, pensé que jamás llegaría pero el
instinto de supervivencia y el amor a Pin y a Bocha me hicieron lograrlo.
Nos sorprendió la noche, las liebres corren competencias de velocidad con Leque, por
su puesto ganan las liebres.
Volvemos a Esquel otra DUCHA y a ¡¡DORMIR!!.
Por la mañana en Teka
nos cruzamos con un sobrino de Zulema Yoma, agrandado el petiso, esta cargando
combustible en su BMW 750,
viene de un encuentro de Chile, esta a las puteadas limpias, se canso de la mucha nieve
que esta cayendo allí y se volvió solo, un loco, pero conversando con el nos informa de
las rutas hacia el Machu Pichu, ya que las hizo hace muy poco, para alegría nuestra
están todas asfaltadas.
Las carnicerías de Gobernador Costa nos esperan, porque hemos juntado bastantes piñas
para un rico asado. Llegamos. Gobernador Costa, 1900 habitantes pero nadie se dedica a
la carnicería, no hemos encontrado ni una. Mas adelante José de San Martín fue
campamento de carros y carretas.
Gobernador Costa, San Martín y Alto Río Senger son conocidas por la calidad de sus
majadas y reproductores, la lana sale, pero el capital no vuelve. Los estancieros están en
Buenos Aires. Ahí deben estar las carnicerías, nos conformamos con arroz.
Continuamos camino a Río Mayo.
Después de 120 km de desierto total llegamos al pueblo de Tamariscos
Cuenta todo el pueblo con dos casa una es museo, cerrado y la otra particular también
cerrada.
El viento que no para de soplar nos desvía hacia Facundo cruzando el Río Senger por
un amplio valle muy regado. Es un pequeño pueblo fundado hace solo dos años. Todas
casas iguales parecen ser de gendarmería.
Facundo y la p que te tiró, María Gaita nos juega una mala pasada y nos conduce por el
ripio
Camino largo, aburrido, ripio, viento, ripio, no podemos siquiera jugar ajedrez porque
en el ripio las piezas saltan y vuelan como acróbatas aéreos, sin vegetación, sin aves, ni
ovejas, solo ripio, viento y mas ripio, decido tomar unos km el volante, ¡que aventura!,
nadie para saludar y menos chocar, mucho ripio, gallega si pudiera te ahorcaría,
veníamos por un buen asfalto, ¿cuanto faltara para la próxima población?
¡Por fin Río Mayo!
Capital nacional de la esquila
Igual que Facundo todas casitas nuevas. Cargamos nafta y nos esperan 60 km más de
ripio hasta Perito Moreno. Habíamos andado ya 7 km de desierto, viento y ripio cuando
de la nada un paisano caminando nos hace dedo, va hacia la estancia Santa Elena. Lo
alcanzamos hasta el cruce de las rutas y le regalamos un paquete de galletitas dulces y
una botella de agua, ya que seguramente deberá caminar hasta la noche en este desolado
desierto antes de llegar a la estancia, va a ofrecerse para la esquila, ni siquiera tiene
seguridad de si lo tomaran ahí.
Subimos al nuevo asfalto, pero el viento no afloja, es cada vez mas intenso y se
encapricha en querernos sacar de la ruta, pero Bocha con fuerza ayuda a la Leque y
ganan.
A lo lejos un cordón montañoso con picos nevados.
Cruzamos infinidad de liebres, una manada de guanacos, un ñandú y ovejas, ovejas y
más ovejas. Faltan 60 km para llegar a Chile bordeando el lago Buenos Aires, el mas
grande de Sudamérica después del Titicaca.
Los Antiguos es una ciudad bien prolija con avenidas muy bien señalizadas y una
costanera increíble
hay cuatro miradores desde donde se puede apreciar el lago y los ríos que lo alimentan.
Este lago lo compartimos con nuestro país vecino y desagua en el pacifico
alquilamos una cabañita y ahora nuestro primer asado, el camping municipal donde esta
la cabaña, es todo sobre el lago, que de hecho parece un mar con olas, tiene muy buena
calefacción y aprovecho a lavar toda la ropa, el viento la seca en unos instantes es fuerte
y muy seco.
Después de una parada necesaria en Perito Moreno para ir a la oficina de turismo y
desayunar, emprendemos el viaje como nuevos, como si recién empezáramos, bien
bañados, perfumados, la camioneta ordenada, impecable y toda la ropa limpia y doblada
dentro de las valijas, podríamos hacer 5000 Km. más y nos espera una ruta que parece
que la estamos estrenando, nueva, lisa, 60km de asfalto inmaculado que conducen hacia
las cuevas de las manos, después el no tan bien ponderado ripio 120 Km. más. Hay dos
cortaditas que nos ahorrarían camino, pero en la oficina de turismo nos dicen que solo
son para cuatro por cuatro o vehículos muy livianos, nosotros deberemos ir hasta Bajos
Caracoles si queremos llegar a las cuevas. Después de recorrer ya 85 km de hermoso
asfalto
llegamos a una de las cortadas donde justo sale un camión regador, porque es de tierra,
le preguntamos al camionero si le parecía que nos podíamos meter por ahí, nos dice que
si, él tiene una trafic y lo hace muy seguido, “no hay problemas, metanse nomás”, que
suerte nos ahorramos muchos Km.
Leque bufa, no quiere, brama, no quiere, relincha y se chiva mal, se recalienta, yo puteo
y lloro, Pin se ríe nervioso y Bocha hace bromas creo que para no mostrar sus temores.
Lo que este caminero no sabía que nuestra camioneta es pequeña, 1.4 y además tiene
debajo dos enormes tubos de gas que la hacen más que pasada, mas todas las latas para
el viaje, mas nuestro peso. Realmente es un camino muy difícil, debimos dejar parte del
agua para aliviar el peso de la camioneta, el resto de las cosas no las podemos dejar. En
algunas subidas también debimos bajarnos para que subiera solo Bocha con la Leque y
nosotros hacerlas a pie, hasta a pie se nos hacían difíciles las subidas. La ultima subida
pensamos que era nuestro final, la Leque parecía un león en celo, rugía a mas no poder
y hasta pateaba, se escuchaban unas explosiones que no sabíamos si eran fuegos
artificiales o bombas. Faltan 15 km para las cuevas de las manos y 31 para bajos
caracoles, nada podemos hacer solo esperar, rogar que no haya pasado nada a la tapa, y
que se le pase la gran calentura a la camioneta.
Lloré, lloré y lloré las ultimas curvas, no se si de miedo, de emoción o de nervios
porque finalmente la camioneta y el experto chofer con el que contamos nos llevaron
hasta las cuevas.
Una parada antes de llegar, la bajada mas difícil, después habrá que subirla o nos
quedamos para siempre en las cuevas. En este mirador del río Pinturas José nos regalo
una lagartija para entretenernos y distendernos un poco, preparo el desayuno, almuerzo
y merienda, son las 4 de la tarde. Tomamos el yogur, tomamos fuerzas y tomamos
coraje, bajamos, bajamos mucho y estamos en las cuevas. No lo puedo creer, llegamos,
la pucha que valió la pena.
El cañadón, rojo (hematita), blanco (arcilla ilitica), amarillo (azufre), verde,
ocre, lila, naranja, rosa, celeste, en montículos bien definidos donde la acción de la
lluvia y la nieve ha esculpido ranuras dando un bajo relieve de efectos de luces y
sombras típicos sólo de este colorido lugar.
Debemos caminar por un muy angosto sendero hasta las manos.
Saludan, aplauden,
bailan, abanican, nos cuentas sus historias familiares y de cacerías,
también de enamorados
y constelaciones, hombres, mujeres y niños de todas las edades y los tiempos, dos mil
años de historias conjugadas en estas paredes de piedras
También encontramos patitas de choique y guanacos estampadas. Lo llamativos que
usaban la técnica del negativo, es decir el contorno de la mano. ¿Como lo hacían?
Apoyaban la mano y por un tubito sopleteaban la pintura, el tubo estaba hecho con
huesos de pequeñas aves.
Este sitio fue ocupado por cazadores recolectores hace más de 8000 años
La principal cueva, la más grande tiene 24 m de profundidad, 15 de ancho y 10 de alto.

Los guanacos nos observan desde lejos, un águila solitaria revolotea sobre nuestras
cabezas y los ratones de campo se asoman y esconden rápidamente.
En el refugio de los guías nos espera Bocha durmiendo con leque yMaría gaita.
El mejor horario para visitar este lugar es justamente el atardecer porque entre las sobras
se aprecian mejor los colores, sino el sol les da de lleno y no se pueden ver bien. Nos
llevo todo el recorrido muchas horas de caminata, ya se acerca la noche y por supuesto
que decidimos volver por bajos caracoles, ni locos retomamos la cortadita
.
El atardecer entre las bajas bardas es impactante, los colores de las montañas se han
evaporado tiñendo las nubes o las manos continúan silenciosa e incansablemente
pintando.
El camino es sencillo, con menos subidas y bajadas abruptas aunque mas largo.
Manadas de guanacos se asustan y para huir del ruido del motor saltan los alambrados y
cruzan delante de nosotros a toda velocidad. Las ovejas con sus pequeñas crías también
corren, pero se abatatan tanto que lo hacen por la ruta delante del vehiculo, en cambio
las rápidas liebres detienen su paso para mirarnos pasar, son tantas que nos observan
que debemos tener cuidado de no atropellarlas.
Rápidamente cruza un grupo de ñandúes jugando con una gran manada de guanacos.,
conviven compartiendo estas tierras.
Bajo Caracoles allá a lo lejos perdido en este desierto, sencillo, pequeño, dos cuadras
por una, con juzgado de paz, policía, puesto sanitario, escuela, hotel y por supuesto el
infaltable bar.
Son las 9 de la noche y todavía hay claridad. Retomamos a Perito Moreno por el ripio,
nos sorprende la noche en la ruta, y el cielo nos guía encendiendo sus farolitos, el lucero
nos acompaña, por allí se divisa la cruz del sur, más allá, la constelación de Orión.
Programamos hacer noche en Perito Moreno y al amanecer, bien temprano salir para el
este, para el océano Atlántico. Pero no hay nafta, hay turistas que aguardan hace dos y
hasta tres días para reabastecerse, dicen que mañana día de elecciones se podrá cargar.
Ya ha llegado el camión con el combustible pero falta el encargado de la playa para
poder dar la orden de descargar.
Unos holandeses han alquilado un motorhome en chile, miran sorprendidos, mientras la
playa de la estación de servicio se va convirtiendo en un camping improvisado, otra
familia de corrientes comenta que pierden los días de hotel contratados vía Internet en
Bariloche. Nosotros no tenemos apuro, pero a nadie le gusta quedar varado
ridículamente. Logramos cargar combustible el día de las elecciones, claro que tuve que
hablar con el dueño de la estación de servicio, que además es dueño de varias minas de
oro en el lugar, y explicarle, o hacerle entender que es ridículo que esperemos al
encargado de la playa, que el siendo el dueño podía dar la orden de descargar el camión
y listo. Costó, pero finalmente accedió y pudimos continuar. A las 10 salimos hacia el
este con el tanque lleno.
A la una de la tarde llegamos a Las Heras, amplio, chato, sin árboles y con mucha tierra
y viento, rodeado de cigüeñas cabeceando acompasadamente para extraer petróleo
desde las profundadas del planeta.
Pico truncado y otra obra del mismo artista plástico que ha levantado esculturas a la
entrada de todos los pueblos y ciudades del sur hechas con fierros viejos, la mayoría
partes de vehículos en desuso. Esta vez un dinosaurio y sus crías.,
Ciudad grande, sucia, basura por doquier, un asco, seco, nublado, basura, calor, salitre,
basura, y viento, viento, mas viento y mas y mas basura.
A la entrada un gran cartel decía tratamiento integral de los residuos sólidos urbanos,
pienso que los deben querer tratar, cuando levantan las bolsas para tratarlas, el viento se
las arranca de las manos, levantan otra y lo mismo y así sucesivamente, basura por
todos lados. TRATAMIENTO INTEGRAL...
Miles de cigüeñas cabecean al pasar, saludan atentamente sin perder el ritmo, no paran
ni un instante.
¡Que contradicción en la tierra del petróleo no entregan combustible! Vamos a ver el
famoso monumento al Gorosito
En Caleta Olivia, las mismas largas filas de autos esperando llenar sus tanques.
Caleta, el océano, el mar inmenso,
Tiene una amplia costanera que a la vez es la ruta de camiones que van a Río Gallegos.
Gigantes gusanos que se doblan, se retuercen, bostezan en las curvas de la rotonda y
continúan hacia el sur.
Recién hablamos con Ramón que aun permanece en las Grutas, por lo que todavía
tenemos tiempo de ir parando, así que haremos noche en Rada Tilly,
(Playa balnearia más austral de America)
El viento no para. Hoy dormiremos en cabañas, por lo que nos dirigimos al camping
municipal, y oh no, no hay cabañas.
Después de mucho andar conseguimos un lugar que se alquila, 650$ la noche, ni locos.
Huimos a Comodoro Rivadavia, es muy cerca solo 10 km también buscamos donde
pasar la noche y lo mas barato 300 $, tampoco nos quedamos, no abandonamos nuestra
querida camioneta he hicimos noche en la estación de servicio, esta vez a la salida de
Comodoro. Viento, ventarrón, ventolera, los lugareños le llaman brisa a 110 por hora, el
viento para ellos es de mas de 150km por hora.
La verdad que tenía miedo que se diera vuelta la camioneta. Se zamarreaba para todos
lados, daba la sensación de estar dentro de una coctelera, no me dormí, si no hasta que
vino un camión a descansar y entonces nos hizo de muro para detener un poco el viento.
De todos modos nos despertamos tan temprano que le ganamos incluso al sol, 5 30 de la
mañana. Zarpamos rumbo a Madryn, 500 km sin ninguna población, cuando llegamos a
Rawson recorremos la costanera y el puerto,
conversamos con un pescador oriundo de Ituzaingo que esta parando en un Mercedes
Motorhome como el que nos gustaría, charla va charla viene, nos obsequio calamares en
escabeche hecho por él y nosotros le dimos barras de chocolate para apaciguar el frío.
Ahora si a la cacería de ballenas a Madryn.
Playa El Doradillo, es tarde son las 15 hs, es probable que estén durmiendo la siesta,
oteamos el horizonte, entrecerramos los ojos, ya parecemos chinitos y nada ni una sola
se ve, ni una cola siquiera.
Por la tarde si desde el monumento al indio tehuelche vimos dos ballenas
De apoco se ilumina la ciudad, toma un brillo especial, parece de oro, nos quedamos a
pasar la noche
El muelle del puerto es ancho, la gente lo toma como un lugar de paseo o de pista
aeróbica, mide exactamente un Km. Camino hasta la punta, me interno en el mar,
mientras Pin lo hace trotando ida y vuelta unas seis veces como parte de su
entrenamiento diario. Justo en la punta a estribor, una enorme bandada de gaviotas
picoteando sobre el agua, anuncia lo tan esperado, oscura, brillante, tímida asoma su
lomo, hasta que finalmente da un salto espectacular, mostrando toda su cola, escucho su
canto y se pierde en la densidad del océano.
Alquilamos una casita a seis cuadras de la playa, debemos dormir muy bien, esta vez
más que nunca, porque mañana Pincén tiene una excursión contratada para hacer su
bautismo en buceo.
Preparo pescados con puré para la cena, duchas y a dormir.
La casa es confortable, muy bien equipada con todo lo necesario para pasar unas lindas
vacaciones. Lavo toda la ropa y la cuelgo en el patio. No creo que se seque.
Suena el despertador, ya no reconocemos que es ese ruido, primer día que tenemos
verdaderamente un horario, saltamos de la cama. A las diez sale la lancha.
Duchas, desayuno, un poco de orden, entregar las llaves de la casa y… ¡a la aventura!
Pincén contento, pero mas callado de lo habitual, yo con un susto bárbaro pero lo
aliento.
Manifiesta si lo puedo acompañar en la lancha, me alegra que me invite, o que me
considere, o que aun me pida la mano en los transes difíciles o peligrosos. Claro que lo
acompaño. Tenia ganas de ayudarlo. Me hago la fuerte, solo me limito a filmar y / o
fotografiar tal acontecimiento.
El mar planchado, las ballenas nos están esperando en el medio del golfo.
En el local le dan las primeras indicaciones, lo preparan, lo visten,
Indicaciones, y más indicaciones con mucha seriedad. Debemos caminar hasta la
lancha, meternos con el agua hasta la cintura, esta helada, tengo muchísimo frío, pero lo
disimulo. Pincén va con traje de neoprene de 3 mm. Debe llevar el tubo de oxigeno, que
es muy pesado, pero se lo banca.
Zarpamos. Ultimas indicaciones. Señas que utilizaran bajo el agua, como respirar con la
boquilla, como sacarse el aire de los oídos, de la mascara, etc.
Cinturón de plomo, pesa. Prácticas sobre la superficie y lentamente comienzan el
descenso, el agua cristalina me permite seguirlos hasta cierta profundidad, los pierdo de
vista, las burbujas me indican por donde van. Recorren los restos de un antiguo
naufragio: anémonas, cangrejos, salmones, algas, pequeños corales, son avistados. Los
visita una lobito de mar para jugar con ellos, y lo inesperado, también se acerca una
gran ballena, que los observa y los sigue bien de cerca. Vinimos a verla y ella magnifica
se presenta. Sigo el recorrido del buceo desde la lancha, lo sigo por las pequeñas
burbujas que suben, se donde están y detrás… la gran mancha oscura que danza sobre
ellos, espero no los aplaste. Casi ni respiro, siguen las pequeñas burbujas. Por fin se los
empieza a ver difusamente, están ascendiendo, llegan a la superficie, ahora si tomo una
gran bocanada de aire y esbozo una sonrisa.
La cara de Pin es muy rara, no se si de frío, sorpresa o alegría, pero es rara, la boca le
quedo con trompa de tanto tener el mordillo del oxigeno, fue poco mas de media hora
que estuvieron abajo, es muy cómico.
Suben, se sacan parte del equipo y mientras la ballena nos espera, prudente un poco mas
adelante, arrancamos, pasamos sobre ella y nos despide con su característico coletazo,
mostrando la cola como si fuera la palma de una mano que saluda, ¡hasta la próxima!
Con la vista y con la ayuda de Leque, la perseguimos recorriendo el golfo, tres veces
más nos saluda, la seguimos desde el monumento al indio Tehuelche, se va hacia mar
abierto.
Continuamos su lenta marcha, ahora paramos en las bajas arrancas pasando el ex
camping “el golfito”, donde hay restos de otro naufragio, pero esta vez no hubo
necesidad de bucear para verlo.
Sigue la ballena, siempre hacia el océano. Nos detenemos en el Faro, acá si paramos y
nos limitamos solo a perseguirla con la vista hasta que la perdemos a lo lejos en el
horizonte.
Viento, aprovecho la estructura del faro para colgar toda la ropa que había lavado a la
noche
Acampamos, armamos la mesa, los silloncitos, almorzamos y esperamos que se seque la
ropa. Viento. Debemos esperar hasta las 18 hs que estará el video de buceo terminado
para retirarlo. Viento. La ropa se seca. Pasamos por la casa de buceo, pero muy atentos
dicen que no nos harán gastar de más y lo mandaran por mail. Genial. Continuamos
hacia el norte. Insiste la gallega con El Doradillo, tal vez ella quiera ver mas ballenas,
pero no le hacemos caso y por nuestro medio y preguntando llegamos a la ruta 3 de
salida. Grita recalculando, recalculando, pero la hacemos callar y nos vamos chiflando
bajito.
Estamos muy cansados, ni bien se pone el sol nos acostamos sin cenar. El sueño pudo
mas que el hambre y en Arroyo Verde dormimos un rato, acá no hay nada solo un
puesto de policía, bromatología y gendarmería, a la una de la mañana el frío me
despierta y viajamos dos horas mas hasta Sierra Grande, antiguo pueblo minero, ahí si
dormimos lindo, muchos camiones se acomodan a descansar con su particular bufido.
Por la mañana súper duchas y a Las Grutas. Son las 7. Amanece. Partimos. Ya bañados.
El dormitorio armado en living, en dos horas más estamos nadando en el mar.
El sol ya calienta. Por las dudas tenemos las mayas puestas. Prepararé el desayuno.
Llegamos a Las Grutas. Lindas casas, departamentos con vista al mar, cabañas
hermosas, pueblo pintoresco y fantasmal.
Desayunamos por segunda vez, recorremos la difícil costanera, todas las calles son
contramano y en la calle principal sobre el mar se puede andar solo a pie, para que no se
desmorone, la calle esta construída sobre una de las famosas grutas que a hecho el mar.
Hay pleamar, caminamos por la arena, pero no nos metemos,
Sopla viento aun.
San Antonio Oeste, pueblo mas fantasma que el antrior, una vieja estación de trenes y
un viejo puerto dan memoria de grandezas de pasado,
El barrio del ferrocarril se mantiene prolijo y antiguo con sus fachadas todas iguales
desde que se inauguro.
Seguimos a Viedma
¡Ay!! Esta Leque, se acostumbró a los desvíos y solita se mando para San Antonio Este,
más pintoresca, no la forzamos a seguir, a veces la dejamos que haga lo que quiera.
Almorzamos en Punta Caracoles, en la playa Las Conchillas. Toda la playa es nuestra.
Caminamos y juntamos caracoles, caracolas, conchas, conchitas y hasta Pincén
encuentra unas estrellas que me regala.
. Hace varias horas que no vemos a otro ser viviente mas que nosotros tres y las aves.
Solos en el mundo.
Hace tres días hubo elecciones en el país, y todavía no sabemos que paso, tampoco nos
importo, ni nos preocupo, da igual, el circo será el mismo, lo mismos payasos.
Ahora si vamos a Viedma, tratamos de comunicarnos con Ramón, pero como no
contesta seguimos paseando y conociendo.
Recorremos parte de Río Negro y nos llama la atención una gran carreta, “La Pichona”,
bautizada así por su tamaño, capaz de cargar 500 bolsas de cereales de 50 kg cada una,
esta emplazada en una plaza.
Cruzamos el puente para Carmen de Patagones. Calles altas, pero muy altas, con
repechos que bajan directamente al río en pronunciados barrancos.
Fundada en 1779,
¿Hola? ¿Quién es? ¡¡Ramón!! Si estamos acá, allá vamos. Ahora si a la casa de Ramón,
cruzamos otra vez el río pero esta vez por el puente ferro automotor y a la vez levadizo,
fundado en 1931.
Esperemos que no venga el tren, ni que se levante para pasar algún barco, justo cuando
lo estamos cruzando. Pasamos. Sin problemas llegamos a la casa de Ramón,
desensillamos, cenamos, nos bañamos, es decir invadimos.
Dormimos en un motorhome preparado para llevar autos de carreras, esta en el patio de
la casa, es de unos amigos. Está equipado con un pequeño comedor, cocina, dos baños y
14 plazas para dormir, es muy largo y alto. Invadido de cenizas volcánicas, pero lo
sacudimos y dormimos como dioses.
Por la mañana, temprano vamos a la chacra donde esta el Ford A durmiendo junto al
barco, es una primera aproximación del objetivo del viaje, solo vamos para irnos
familiarizando,
Todavía no le sacaremos nada.
Treinta años tirado en el mismo campo, ya ni fantasmas le quedan el viento se los llevo
a empujones.
Almorzamos en la playa El Cóndor, que recibe su nombre por la embarcación que
encallo que tenia un cóndor por mascaron de proa. Es en la desembocadura del Río
Negro, por eso sus aguas se ven marrones, pero a medida que nos alejamos se tornan un
azul verdoso, le llaman también el pescadero, es donde la gente viene a pescar. Los
medanos se han tragado las casas de la costa.
Visitamos la playa del Faro, llena de loros. Donde funciona el faro mas antiguo de
Argentina en funcionamiento y fue el primero continental de la Patagonia.

De regreso a Viedma, en una curva, en un gran limpión, una familia completa de maras
gigantes nos desea buen viaje, nadie las caza, porque habría que matar la familia
completa, nos explica Ramón, porque los que sobreviven quedan en el lugar llorando
como criaturas y mueren de inanición, entonces aquí se crían libres y reinan en el lugar..
Cruzamos nuevamente el viejo puente ferro carretero levadizo (entre el año 30 al 40) se
levantaba llenando un tanque de agua que se encuentra en uno de sus extremos y
llegamos al Cerro La Caballada justo para ver el atardecer sobre el río, por de tras de la
ciudad de Viedma del otro lado de la frontera provincial.
Bajamos por la costanera y llegamos al muelle, recorremos una zona residencial y
pasamos por las grutas de los maragatos (primeros habitantes extranjeros) vivieron al
principio en grutas naturales,
Carmen de Patagones es muy pintoresco, todas sus difíciles calles son en subidas muy
pronunciadas y bajadas más de 50º, la pobre Leque anda mucho tiempo en primera, pero
esto no es nada después de las cuevas de las manos, así que se lo aguanta sin chistar.
Flores y rosales de todos los tamaños y colores en todos los frentes de las casas.
Sobresale un enorme edificio construido por los alemanes que han huido después de la
guerra, Barraca Sassemberg, dicen que dicho edificio tiene túneles hasta el río. Lo
visitaremos el sábado.
El templo parroquial Nuestra señora del Carmen conserva dos de las 7 banderas
sustraídas a los brasileros, durante la batalla del 7 de marzo de 1827
Se cree que las cinco banderas restantes se deben haber quemado cuando se incendio el
viejo edificio.
De regreso, preparo una buena cena, duchas y a dormir, mañana será el gran día,
propósito de nuestro viaje.
Hoy viernes 28 nos levantamos temprano, a las 10 de la mañana ya hemos desayunado,
otra comunicación familiar por wf.
Y… ¡a buscar el Ford A!, de pasada hacia el campo compramos todas las cosas
necesarias para un buen asado.
Viento y mas viento, ¡me tiene cansada el viento! Pero me ayuda a alentar el fuego de la
parrilla. Pechito, tapa, chorizo por metro, morcilla y ensaladas varias, mientras los
muchachos desarman el auto.
Ya esta la carne, los llamo a comer, pero sopla el viento y no me escuchan, llamo
nuevamente, grito, silbo, debo caminar hasta allá lejos para buscarlos, porque el viento
silba y grita mas fuerte que yo.
Después de comer ayudan en la faena: Ramón, Osvaldo y Pincén.
Junto al silbido del viento, silba el tren, parece un duelo de silbos, largos, fuertes,
sostenidos en el tiempo, agudos e intensos, una competencia para determinar quién silba
mas fuerte y mejor, aunque el tren pone todo de si y se esmera, gana sin ningún esfuerzo
el viento, sin lugar a dudas él es el mas fuerte.
El tren es el patagónico que sale dentro de una hora para Bariloche, lo veo desde mi
mesita ubicada al lado del Ford y de la Leque en el medio del campo.
Por hoy termina la jornada laboral.
De regreso a la casa de Ramón pasamos por una heladería para premiar el. dia
Lavo toda la ropa, tierra, cenizas, mas tierra y mas cenizas quedan en el fondo del
lavarropas, porque acá si, lavo con el lavarropas, ¡que adelanto!, pero luego hay que
lavar la maquina porque la ceniza esta cargada de metales que pueden arruinarla si
quedan depositadas en el fondo.
Amanece nuevamente y nos espera otro largo día de trabajo.
José le enseña a Pincén, distintas técnicas para aflojar las tuercas, “son como las
mujeres,” explica, “las golpeas un poquito y aflojan”.
Cada hierro oxidado bajo cenizas acumuladas, descubre piezas originales inmaculadas
como las patas de motor, rulemán, juntas, tuercas, tuerquitas, arandelas, a Bocha se le
ilumina el rostro con cada martillazo, entre los tres tumbamos el auto para seguir
destripándolo, ahora las patas traseras. Pincén “instrumentista” alcanza las herramientas
necesarias para la operación. Los dos están tan entusiasmados con el trabajo que ya es la
una de la tarde y aun no quieren parar para almorzar.
Lequetan ya se ha hecho amiga de ventisquero y conversan toda la tarde
Continua el viento, tanto que hoy cocino dentro de la casa de Osvaldo, dueño del
campo, y oh sorpresa cuando voy a buscar a los hombres para que vengan a comer, no
siento el viento pegar en mi rostro, se detuvo, paró, no sopla, que delicia, un rato de
respiro. Sol patagónico más picante que el mismísimo viento. Los convenzo que entren
a comer, se apuran y continúan con la cirugía.
José debe llevar a Ramón al trabajo, pero la Leque no quiere arrancar, porque había
quedado con las luces prendidas y agoto toda la batería. ¿Será que se quedo con los
ojitos abiertos viendo atentamente lo que le paso al Ford A y se asustó?
Le hablamos, la empujamos, la alentamos, la convencemos y arranca. Ya regresan y
siguen cada vez mas descuajeringándolo, ¡que palabra larga!, como la tarea de
descuajeringarlo, así de larga, ya son las 20 hs y el sol todavía esta bastante alto.
Mañana domingo no se trabaja, por lo que estamos invitados a navegar a vela por el Río
Negro, tal vez salgamos al mar o visitemos una isla donde se encuentra el eucalipto más
ancho de Sudamérica,
según estudios realizados, esta isla y este árbol en particular esta en casa de un amigo
de Ramón: Omar
Y llego el domingo, desayunamos unos rápidos mates, preparamos la leque y
compramos un pollo para hacer a la parrilla
Tomamos la ruta que va para San Antonio, es un día de pleno sol, y por ahora nada de
viento, muy agradable.
Llegamos a fuerte San Javier, erigido en 1782, distante a unos 30 km al oeste de
Viedma. Estamos en la casa de Omar y su hijo Bruno,
dueños de una extensa chacra agro-ganadera y de una pequeña isla que se accede por un
pintoresco y no muy estable puente.
Es la hora de alimentar los terneritos que nacieron ayer, debemos hacerlo a mamadera
porque la vaca no los quiere alimentar, colaboramos en tan tierna tarea. Para esto hay
que caminar por el campo casi dos km de ida y oros dos de vuelta, cada más o menos
tres horas durante el día, la última mamadera la toman a las 20 hs y no se las da la
próxima hasta mañana a las 5 de la mañana. Acompañamos a Omar y le permite a
Pincen darles la mamadera y ayudamos luego a arrear el ganado para rotar el campo de
pasturas.
Omar y Bruno merecerían un capitulo aparte, son de los mas cordiales.
Ramón prepara el pollo a la parrilla y ahí nomás nos quedamos a orillas de un brazo del
Río Negro que nos separa de una de las islas sembrada de vides y espárragos. Por la
tarde cruzamos el puente y cosechamos una canasta llena de espárragos que saboreamos
durante la cena y durante dos días más.
Gallinas, gallos, pollas, pollos y pollitos dan vueltas alrededor nuestro pescando las
miguitas que se nos caen. Pincen atrapa una polla que cacarea como loca y se quiere
escapar.
De repente el fuerte viento produce una gran nevada de flores de álamos híbridos que
lentamente danzan sobre nuestras cabezas, cubren todo de blanco y el viento las lleva
para otros lugares remotos.
Finalmente vamos a abrazar, tocar y medir el eucalipto. Cuenta Omar: “cuando mi
abuelita vino a estos parajes, ella era muy chiquita, y el eucaliptos ya era grande, se ha
quebrado varias veces, porque sus grandes gajos cargados de hojas no resisten la furia
del viento.”
Un poco mas de 15 metros de diámetro, lo que da que se precisaría mas de diez
personas para abrazarlo en su totalidad.
Debemos continuar viaje, nos despedimos de esta maravillosa gente, no sin antes
intercambiar regalos, Bocha recibe de obsequio una junta de Ford A original y él les
obsequia un cuchillo artesanal de los que hace, éste esta encabado con un rayo de Ford
T, no lo quieren aceptar y ponen de condición para aceptarlo que se lo demos la
próxima vez que vayamos a visitarlos. De esta manera nos sentimos comprometidos de
volver.
Hoy lunes 31 trataremos de emprender el regreso, todavía nos falta ir a la chacra de
Osvaldo a buscar otras piezas del auto, cargar y preparar la camioneta y entonces si,
proa al norte hasta casa.
Almorzamos tranquilos, por la tarde vamos a la chacra a buscar las cosas que faltaban.
Grido, parada casi obligatoria, helados y ahora si en casa de Ramón, Bocha prepara,
acomoda y reacomoda la Leque para que entren mas cosas y poder entrar también
nosotros para viajar. Ya son las 21 hs de este lunes y no se si zarparemos hoy.
Pincen ya esta bañado, carga el agua necesaria y espera las ordenes del capitán para
levantar anclas. Yo continuo con la bitácora y Ramón prepara la cena. A las 23hs
recibimos la orden de soltar amarras y levantar anclas, ajustamos las coordenadas y
ahora si con todo nuestro tesoro cargado ponemos proa rumbo al norte sin escalas (en
lo posible).
Anduvimos toda la noche, rutas largas, derechas, zigzagueantes, subidas, bajadas,
lomas, pequeñas sierras, y el viento cada vez mas fuerte, pequeñas ondulaciones. Las
estrellas nos acompañan y la delgada pero intensa luna ilumina el camino.
Son como las tres de la mañana., siento olor a quemado, Pincén dice mas
específicamente a papel quemado, estamos solos en la noche en el medio de una ruta
alumbrada solo por una muy delgada luna y José decide parar a ver que sucede, dentro
de la camioneta no se ve nada raro, pero al abrir el capot, una bola inmensa, naranja
toma dimensiones descomunales y vuela por sobre el vehiculo y sale corriendo por el
campo, parecía un Alien recién nacido de las entrañas de la Leque, ¿un extraterrestre
naranja incandescente?
Corro tras el Alien, que va dejando sus huellas brillantes en el campo, salto tras ellas y
las voy pisando, una a una, corre veloz, se quiere escapar, brilla en su recorrido, hasta
que se cansa, se hace cada vez mas pequeño, hasta que finalmente muere.
Pincén ayuda rápidamente con botellas de agua a limpiar la Leque y verificar si no
quedo ningún pequeño Alien dando vueltas dentro del motor. Bocha, el partero de Alien
se ha quemado, es que son demasiados calidos cuando nacen y lo ha tomado
directamente con las manos para ayudar a la camioneta a parir.
¿Qué sucedió en realidad?
José había puesto un cartón para cubrir todos los troncos tallados por el agua y el viento
que levanté en el sur y venían muy bien acomodados en el chapón bajo el motor.
Este cartón rozó la polea, se calentó y comenzó a arder, ya había ablandado el vasito de
la nafta cuando Bocha de un manotazo valiente lo arroja hacia fuera. Pincén corre con el
agua y yo zapateo por el campo para que no se incendie, el viento y la sequedad nos
juegan en contra. Pero lo logramos y ahora si que nos despertamos del todo para poder
continuar.
A lo lejos, 4 15 hs se divisa en el horizonte una pequeña línea rosa y naranja, anuncia
que el sol se va acercando cada vez más.
La línea más intensa se torna del naranja al rojizo, y aparece el sol, intenso, brillante,
enceguecedor, pleno.
Nos pesan demasiado los parpados. El sol ya bastante alto. Son las 8, paramos en Tres
Arroyos y dormimos un rato.
¡Las doce! ¡Van a cerrar la panadería Las Delicias! ¡Los palos de Job! Llegamos justo,
compramos de dulce de leche y de crema, claro que todo bañado en chocolate. En el
camino un bosque de eucaliptos nos brinda su fresca sombra para la mateada y nos
protege un poco del viento, que encima lo tenemos en contra. Bocha junta dos pequeños
eucaliptos medicinales para plantar en casa. Los campos sembrados se mecen con el
viento con su intenso verdor.
Anduvimos solamente 30 o 40 km y paramos nuevamente. Esta vez Adolfo González
Chávez, visitamos una casa particular, convertida en museo del automovil, tiene una
colección de mas de veinte autos antiguos inmaculados, charlamos un rato
y luego dormimos una larga siesta esperando que amaine el viento, a las ocho de la
noche arrancamos y en Benito Juárez pinchamos, mejor dicho se destruyó una cubierta,
utilizamos el ultimo auxilio que teníamos por lo que salimos a las 10 de la noche a
buscar una gomería, y sí, conseguimos en una estación de servicio que nos vendieran
una usada para salir del paso.
Ahora si que la camioneta tiene sus zapatillas delanteras nuevas, relucientes. Porque en
Viedma antes de salir le habíamos puesto la delantera derecha y ahora aquí la izquierda.
El viento no afloja, pero despacio iremos llegando.
Azul, lleno de camiones, largos, cortos, de ganado, térmicos, jaulas, todos estaban
durmiendo y Leque se va contagiando de ese letargo y decide parar en la puerta de un
parador.
A las 6 comienza el movimiento y son tantos que se hace una larga fila como tren de
carga. Pasan apresurados tocando bocina para saludar y despertar a los remolones. Ya
ha mermado el movimiento y continuamos nuestro largo camino a casa.
Las 7, hora del mate, sigue el viento, pero de tanto haber andado por la Patagonia, ya
nos hemos acostumbrado y seguimos proa al rumbo fijado.
Son las 11 y faltan solo 100 km para llegar. La laguna de Monte se ve muy linda y
hacemos un segundo desayuno sobre su costa, otra vez el yogurt de frutilla que lo
teníamos medio abandonado.
Observo una casa igual a la de Villa Langostura y me dicen que no es que sea igual, es
que la han traído desde allá, huyendo de las cenizas.
El viento no afloja, seguimos chiflando bajito y con la frente bien alta, Brandsen,
pujante y prolijo en constante crecimiento, faltan solo 40 km, Gómez cada vez mas
viejo, arruinado y abandonado.
Los carteles anuncian 20 km para La Plata y se ven los invernáculos con sus ofertas al
costado de la ruta, frutillas 2 por 15, tomates 2 por 10.
Solo 10 km y el 608 nos espera para el próximo viaje.
Objetivos ampliamente cumplidos.
La nieve las ballenas y el auto
Nuestros ancestros nos palmean y estimulas para continuar
Gracias a la Leque y por su puesto a su Capitán José.
Octubre, noviembre 2011
De los capítulos diarios de Lequetán
Por Adriana.