viernes, 25 de noviembre de 2011

museo del automovil en Adolfo Chavez




¡Las doce! ¡Van a cerrar la panadería Las Delicias! ¡Los palos de Job! Llegamos justo,
compramos de dulce de leche y de crema, claro que todo bañado en chocolate. En el
camino un bosque de eucaliptos nos brinda su fresca sombra para la mateada y nos
protege un poco del viento, que encima lo tenemos en contra. Bocha junta dos pequeños
eucaliptos medicinales para plantar en casa. Los campos sembrados se mecen con el
viento con su intenso verdor.
Anduvimos solamente 30 o 40 km y paramos nuevamente. Esta vez Adolfo González
Chávez, visitamos una casa particular, convertida en museo del automóvil, tiene una
colección de más de veinte autos antiguos inmaculados, charlamos un rato
y luego dormimos una larga siesta esperando que amaine el viento, a las ocho de la
noche arrancamos y en Benito Juárez pinchamos, mejor dicho se destruyó una cubierta,
utilizamos el ultimo auxilio que teníamos por lo que salimos a las 10 de la noche a
buscar una gomería, y sí, conseguimos en una estación de servicio que nos vendieran
una usada para salir del paso.
Ahora sí que la camioneta tiene sus zapatillas delanteras nuevas, relucientes. Porque en
Viedma antes de salir le habíamos puesto la delantera derecha y ahora aquí la izquierda.
El viento no afloja, pero despacio iremos llegando.