A las 8
de la mañana quedamos en encontrarnos y continuar paseando por circuito
chico
con Ingrid y Luciano.
Salimos por la Avenida Bustillo bordeando el Nahuel Huapi
con su cerro Campanario
en el fondo. Llegamos al club de remo de Bariloche,
Pin en
su salsa, lo recorrió íntegramente y hasta se metió en la botera, estaba muy, pero
muy feliz.
Nos quedamos un largo rato, pero no se animo a sacar un
bote, el frío es intenso.
Visitamos el Llao Llao, recorrimos su galería de compras con
sus boutiques,
demasiados lujosos para nuestro gusto, anillos de diamantes, tapados de pieles auténticas, ¡cuántos
animalitos muertos para vestir a una animal! ¡Que horror! sus salones con las arañas
de luces hechas artesanalmente con astas de ciervos.
Se acerca uno de los empleados y al vernos tan ecologistas y
asombradas por tanto
bichito muerto nos explica que los ciervos cambian sus
astas; por lo que le pregunto si también la piel porque los sillones están tapizados con sus
pieles, no `pudo rebatir mas nuestro asombro de tanta matanza de animales. Los ventanales
enormes con vistas a los jardines llenos de tulipanes, al lago y los cerros. Llegamos
a la biblioteca donde nos pudimos sentar a leer, claro que no mucho de lo que había
nos atrapaba como interesante, libros sobre las joyerías más importantes del
mundo, las grandes empresas, y si lo más atractivo que pudimos encontrar, un libro sobre
lugares exóticos en el mundo y otro sobre avances tecnológicos.
No habiendo mucho
más por recorrer nos vamos, no sin antes averiguar sus costos.
Habitaciones de base doble desde 2000 $ hacia 9000 y más, no
recuerdo, porque no entendí si era para base doble o un bus repleto como dijimos
bromeando.