Los Antiguos es una ciudad bien prolija con avenidas muy
bien señalizadas y una
costanera increíble
hay cuatro miradores desde donde se puede apreciar el lago
y los ríos que lo alimentan.
Este lago lo compartimos con nuestro país vecino y desagua
en el pacifico
alquilamos una cabañita y ahora nuestro primer asado, el
camping municipal donde esta
la cabaña, es todo sobre el lago, que de hecho parece un
mar con olas, tiene muy buena
calefacción y aprovecho a lavar toda la ropa, el viento la
seca en unos instantes es fuerte
y muy seco.
Después de una parada necesaria en Perito Moreno para ir a
la oficina de turismo y
desayunar, emprendemos el viaje como nuevos, como si recién
empezáramos, bien
bañados, perfumados, la camioneta ordenada, impecable y
toda la ropa limpia y doblada
dentro de las valijas, podríamos hacer 5000 Km. más y nos
espera una ruta que parece
que la estamos estrenando, nueva, lisa, 60km de asfalto
inmaculado que conducen hacia
las cuevas de las manos, después el no tan bien ponderado
ripio 120 Km. más. Hay dos
cortaditas que nos ahorrarían camino, pero en la oficina de
turismo nos dicen que solo
son para cuatro por cuatro o vehículos muy livianos,
nosotros deberemos ir hasta Bajo
Caracoles si queremos llegar a las cuevas. Después de
recorrer ya 85 km de hermoso
asfalto
llegamos a una de las cortadas donde justo sale un camión
regador, porque es de tierra,
le preguntamos al camionero si le parecía que nos podíamos meter
por ahí, nos dice que
si, él tiene una trafic y lo hace muy seguido, “no hay
problemas, métanse nomás”, que
suerte nos ahorramos muchos Km.
Leque bufa, no quiere, brama, no quiere, relincha y se chiva
mal, se recalienta, yo puteo
y lloro, Pin se ríe nervioso y Bocha hace bromas creo que
para no mostrar sus temores.
Lo que este caminero no sabía que nuestra camioneta es
pequeña, 1.4 y además tiene
debajo dos enormes tubos de gas que la hacen más que pasada,
más todas las latas para
el viaje, mas nuestro peso. Realmente es un camino muy
difícil, debimos dejar parte del
agua para aliviar el peso de la camioneta, el resto de las
cosas no las podemos dejar. En
algunas subidas también debimos bajarnos para que subiera
solo Bocha con la Leque y
nosotros hacerlas a pie, hasta a pie se nos hacían difíciles
las subidas. La última subida
pensamos que era nuestro final, la Leque parecía un león en
celo, rugía a más no poder
y hasta pateaba, se escuchaban unas explosiones que no
sabíamos si eran fuegos
artificiales o bombas. Faltan 15 km para las cuevas de las
manos y 31 para bajos
caracoles, nada podemos hacer solo esperar, rogar que no
haya pasado nada a la tapa, y
que se le pase la gran calentura a la camioneta.
Lloré, lloré y lloré las ultimas curvas, no sé si de miedo,
de emoción o de nervios
porque finalmente la camioneta y el experto chofer con el
que contamos nos llevaron
hasta las cuevas.
Una parada antes de llegar, la bajada mas difícil, después
habrá que subirla o nos
quedamos para siempre en las cuevas.
una lagartija para entretenernos y distendernos un poco,
preparo el desayuno, almuerzo
y merienda, son las 4 de la tarde. Tomamos el yogur,
tomamos fuerzas y tomamos
coraje, bajamos, bajamos mucho, mucho mucho….