Azul, lleno de camiones,
largos, cortos, de ganado, térmicos, jaulas, todos estaban
durmiendo y Leque se va
contagiando de ese letargo y decide parar en la puerta de un
parador.
A las 6 comienza el
movimiento y son tantos que se hace una larga fila como tren de
carga. Pasan apresurados
tocando bocina para saludar y despertar a los remolones. Ya
ha mermado el movimiento y
continuamos nuestro largo camino a casa.
Las 7, hora del mate,
sigue el viento, pero de tanto haber andado por la Patagonia, ya
nos hemos acostumbrado y seguimos
proa al rumbo fijado.
Son las 11 y faltan solo
100 km para llegar. La laguna de Monte se ve muy linda y
hacemos un segundo
desayuno sobre su costa, otra vez el yogurt de frutilla que lo
teníamos medio abandonado.
Observo una casa igual a
la de Villa Langostura y me dicen que no es que sea igual, es
que la han traído desde
allá, huyendo de las cenizas.
El viento no afloja,
seguimos chiflando bajito y con la frente bien alta, Brandsen,
pujante y prolijo en
constante crecimiento, faltan solo 40 km, Gómez cada vez mas
viejo, arruinado y
abandonado.
Los carteles anuncian 20
km para La Plata y se ven los invernáculos con sus ofertas al
costado de la ruta,
frutillas 2 por 15, tomates 2 por 10.
Solo 10 km y el 608 nos
espera para el próximo viaje.
Objetivos ampliamente
cumplidos.
La nieve las ballenas y el
auto
Nuestros ancestros nos
palmean y estimulas para continuar
Gracias a la Leque y por
su puesto a su Capitán José.