domingo, 27 de noviembre de 2011

cumplimos nuestros objetivos. nos espera el 608



Azul, lleno de camiones, largos, cortos, de ganado, térmicos, jaulas, todos estaban
durmiendo y Leque se va contagiando de ese letargo y decide parar en la puerta de un
parador.
A las 6 comienza el movimiento y son tantos que se hace una larga fila como tren de
carga. Pasan apresurados tocando bocina para saludar y despertar a los remolones. Ya
ha mermado el movimiento y continuamos nuestro largo camino a casa.
Las 7, hora del mate, sigue el viento, pero de tanto haber andado por la Patagonia, ya
nos hemos acostumbrado y seguimos proa al rumbo fijado.
Son las 11 y faltan solo 100 km para llegar. La laguna de Monte se ve muy linda y
hacemos un segundo desayuno sobre su costa, otra vez el yogurt de frutilla que lo
teníamos medio abandonado.
Observo una casa igual a la de Villa Langostura y me dicen que no es que sea igual, es
que la han traído desde allá, huyendo de las cenizas.
El viento no afloja, seguimos chiflando bajito y con la frente bien alta, Brandsen,
pujante y prolijo en constante crecimiento, faltan solo 40 km, Gómez cada vez mas
viejo, arruinado y abandonado.
Los carteles anuncian 20 km para La Plata y se ven los invernáculos con sus ofertas al
costado de la ruta, frutillas 2 por 15, tomates 2 por 10.
Solo 10 km y el 608 nos espera para el próximo viaje.
Objetivos ampliamente cumplidos.
La nieve las ballenas y el auto
Nuestros ancestros nos palmean y estimulas para continuar
Gracias a la Leque y por su puesto a su Capitán José.

viernes, 25 de noviembre de 2011

museo del automovil en Adolfo Chavez




¡Las doce! ¡Van a cerrar la panadería Las Delicias! ¡Los palos de Job! Llegamos justo,
compramos de dulce de leche y de crema, claro que todo bañado en chocolate. En el
camino un bosque de eucaliptos nos brinda su fresca sombra para la mateada y nos
protege un poco del viento, que encima lo tenemos en contra. Bocha junta dos pequeños
eucaliptos medicinales para plantar en casa. Los campos sembrados se mecen con el
viento con su intenso verdor.
Anduvimos solamente 30 o 40 km y paramos nuevamente. Esta vez Adolfo González
Chávez, visitamos una casa particular, convertida en museo del automóvil, tiene una
colección de más de veinte autos antiguos inmaculados, charlamos un rato
y luego dormimos una larga siesta esperando que amaine el viento, a las ocho de la
noche arrancamos y en Benito Juárez pinchamos, mejor dicho se destruyó una cubierta,
utilizamos el ultimo auxilio que teníamos por lo que salimos a las 10 de la noche a
buscar una gomería, y sí, conseguimos en una estación de servicio que nos vendieran
una usada para salir del paso.
Ahora sí que la camioneta tiene sus zapatillas delanteras nuevas, relucientes. Porque en
Viedma antes de salir le habíamos puesto la delantera derecha y ahora aquí la izquierda.
El viento no afloja, pero despacio iremos llegando.




miércoles, 23 de noviembre de 2011

un Alien nace dentro de Leque



Hoy trataremos de emprender el regreso, todavía nos falta ir a la chacra de
Osvaldo a buscar otras piezas del auto, cargar y preparar la camioneta y entonces sí,
proa al norte hasta casa.
Almorzamos tranquilos, por la tarde vamos a la chacra a buscar las cosas que faltaban.
Grido, parada casi obligatoria, helados y ahora si en casa de Ramón, Bocha prepara,
acomoda y reacomoda la Leque para que entren más cosas y poder entrar también
nosotros para viajar. Ya son las 21 hs de este lunes y no sé si zarparemos hoy.
Pincen ya esta bañado, carga el agua necesaria y espera las ordenes del capitán para
levantar anclas. Yo continuo con la bitácora y Ramón prepara la cena. A las 23hs
recibimos la orden de soltar amarras y levantar anclas, ajustamos las coordenadas y
ahora si con todo nuestro tesoro cargado ponemos proa rumbo al norte sin escalas (en
lo posible)
Anduvimos toda la noche, rutas largas, derechas, zigzagueantes, subidas, bajadas,
lomas, pequeñas sierras, y el viento cada vez más fuerte, pequeñas ondulaciones. Las
estrellas nos acompañan y la delgada pero intensa luna ilumina el camino.
Son como las tres de la mañana., siento olor a quemado, Pincén dice mas
específicamente a papel quemado, estamos solos en la noche en el medio de una ruta
alumbrada solo por una muy delgada luna y José decide parar a ver que sucede, dentro
de la camioneta no se ve nada raro, pero al abrir el capot, una bola inmensa, naranja
toma dimensiones descomunales y vuela por sobre el vehículo y sale corriendo por el
campo, parecía un Alien recién nacido de las entrañas de la Leque, ¿un extraterrestre
naranja incandescente?
Corro tras el Alien, que va dejando sus huellas brillantes en el campo, salto tras ellas y
las voy pisando, una a una, corre veloz, se quiere escapar, brilla en su recorrido, hasta
que se cansa, se hace cada vez más pequeño, hasta que finalmente muere.
Pincén ayuda rápidamente con botellas de agua a limpiar la Leque y verificar si no
quedo ningún pequeño Alien dando vueltas dentro del motor. Bocha, el partero de Alien
se ha quemado, es que son demasiados cálidos cuando nacen y lo ha tomado
directamente con las manos para ayudar a la camioneta a parir.
¿Qué sucedió en realidad?
José había puesto un cartón para cubrir todos los troncos tallados por el agua y el viento
que levanté en el sur y venían muy bien acomodados en el chapón bajo el motor.
Este cartón rozó la polea, se calentó y comenzó a arder, ya había ablandado el vasito de
la nafta cuando Bocha de un manotazo valiente lo arroja hacia fuera. Pincén corre con el agua y yo zapateo por el campo para que no se incendie, el viento y la sequedad nos
juegan en contra. Pero lo logramos y ahora sí que nos despertamos del todo para poder
continuar.
A lo lejos, 4 15 hs se divisa en el horizonte una pequeña línea rosa y naranja, anuncia
que el sol se va acercando cada vez más.
La línea más intensa se torna del naranja al rojizo, y aparece el sol, intenso, brillante,
enceguecedor, pleno.
Nos pesan demasiado los parpados. El sol ya bastante alto. Son las 8, paramos en Tres
Arroyos y dormimos un rato.



lunes, 21 de noviembre de 2011

El gran Eucaliptus. El mas ancho de Sudamérica



Según estudios realizados el árbol es el más ancho de Sudamérica, verlo impresiona. Es más grande que nuestro vehículo de ancho,  esta isla y este árbol en particular está en casa de un amigo de Ramón: Omar

Y llego el domingo, desayunamos unos rápidos mates, preparamos la leque y

compramos un pollo para hacer a la parrilla

Tomamos la ruta que va para San Antonio, es un día de pleno sol, y por ahora nada de

viento, muy agradable.

Llegamos a fuerte San Javier, erigido en 1782, distante a unos 30 km al oeste de

Viedma. Estamos en la casa de Omar y su hijo Bruno, dueños de una extensa chacra agro-ganadera y de una pequeña isla que se accede por un pintoresco y no muy estable puente.

Es la hora de alimentar los terneritos que nacieron ayer, debemos hacerlo a mamadera

porque la vaca no los quiere alimentar, colaboramos en tan tierna tarea. Para esto hay

que caminar por el campo casi dos km de ida y oros dos de vuelta, cada más o menos

tres horas durante el día, la última mamadera la toman a las 20 hs y no se las da la

próxima hasta mañana a las 5 de la mañana. Acompañamos a Omar y le permite a

Pincen darles la mamadera y ayudamos luego a arrear el ganado para rotar el campo de

pasturas.

Omar y Bruno merecerían un capítulo aparte, son de los más cordiales.

Ramón prepara el pollo a la parrilla y ahí nomás nos quedamos a orillas de un brazo del

Río Negro que nos separa de una de las islas sembrada de vides y espárragos. Por la

tarde cruzamos el puente y cosechamos una canasta llena de espárragos que saboreamos

durante la cena y durante dos días más.

 




Gallinas, gallos, pollas, pollos y pollitos dan vueltas alrededor nuestro pescando las

miguitas que se nos caen. Pincen atrapa una polla que cacarea como loca y se quiere

escapar.

De repente el fuerte viento produce una gran nevada de flores de álamos híbridos que

lentamente danzan sobre nuestras cabezas, cubren todo de blanco y el viento las lleva

para otros lugares remotos.

Finalmente vamos a abrazar, tocar y medir el eucalipto. Cuenta Omar: “cuando mi

abuelita vino a estos parajes, ella era muy chiquita, y el eucaliptos ya era grande, se ha

quebrado varias veces, porque sus grandes gajos cargados de hojas no resisten la furia

del viento.”

Un poco mas de 15 metros de diámetro, lo que da que se precisaría más de diez

personas para abrazarlo en su totalidad.

Debemos continuar viaje, nos despedimos de esta maravillosa gente, no sin antes

intercambiar regalos, Bocha recibe de obsequio una junta de Ford A original y él les

obsequia un cuchillo artesanal de los que hace, éste está encabado con un rayo de 
Ford T, no lo quieren aceptar y ponen de condición para aceptarlo que se lo demos la

próxima vez que vayamos a visitarlos. De esta manera nos sentimos comprometidos de

volver.