Cuándo llegaron los primeros pobladores, provenientes del sur de la provincia al encontrarse con esta extensa región de cenizas calcinantes y restos semiquemados de troncos carbonizados, la denominaron como Sacha Rupaj; puesto que eran quichuas y Sacha Rupaj quiere decir en esa lengua Monte Quemante o Monte caliente.
Los manseros Santiagueños.
Espesura de los montes
Canto del ave salvaje
Mensaje de amor y tiempo
En el árbol y el plumaje
Rumor del silencio herido
Por el canto de algún hacha
O el silbo de algún peoncito
Que va volviendo a las casas
Noche llena de misterio
Calladas aves que vuelan
Remontando a la distancia
Sus sueños hechos tiniebla
Mirada del hombre simple
Temeroso y tan sufrido
Que habla con ruda nostalgia
De las cosas que ha perdido
Monte Quemado que esperas
Una bendición de Dios
Árbol, pájaro y camino
Tierra, canto, noche y sol
Monte espeso, monte virgen
Tan lejano y olvidado
Andando nomás
Pago de Monte Quemado
Rastros que ondulan las siestas
Dibujándose en la tierra
Amor que flota en el aire
Mezclados con las tristezas
Noche llena de misterio
Calladas aves que vuelan
Remontando a la distancia
Sus sueños hechos tiniebla
Mirada del hombre simple
Temeroso y tan sufrido
Que habla con ruda nostalgia
De las cosas que a perdido