Vestigios de otras épocas, estas moles de cemento representan lo que en algún momento fue un proyecto que tuvo en cuenta al Noroeste argentino.
Pero no iba a ser tan fácil: pasaron más de 70 años y lo único que queda son las estructuras olvidadas, el agua que brota desde las heridas de las montañas y una nueva oportunidad para hacer conocida a Catamarca.
Los túneles de La Merced no son nada comparable a lo que se esperaba que fueran a mediados del siglo XX, cuando se proyectaba conectar el Valle Central de Catamarca con el sur tucumano.
Una obra de semejante magnitud no sólo implicaba concretar la unión ferroviaria entre Catamarca y Tucumán, sino que también era una forma de darle la importancia que se merecía una región periférica como lo era (y lo es) el Noroeste.
El proyecto era tan ambicioso que su concreción no coincidió con los intereses de los gobernantes subsiguientes: aunque se construyeron los túneles, el ferrocarril jamás cruzó la sierra de Guayamba, como lo habían soñado muchos catamarqueños.
Los fundamentos oficiales fueron que era riesgoso completar la obra: las inspecciones y evaluaciones realizadas determinaron que las filtraciones de agua podrían debilitar la estructura interna de los túneles.
El hecho es que se dejó incompleta una monumental obra de ingeniería que habría significado una llave para abrir nuevas posibilidades para los pueblos del Noroeste argentino.
Se proyectó construir catorce túneles en total, pero en la actualidad sólo subsisten nueve; tres de ellos en la parte tucumana (los túneles de Rumi Punco) y seis en territorio catamarqueño: nuestros túneles de La Merced.
Al visitarlos, surge la pregunta de cómo se pudo echar por tierra tantos años de trabajo y sacrificio de los obreros que pusieron su cuerpo por semejante causa.
Hoy sólo encontramos la frescura, la oscuridad de su interior, y el ruido del agua que se filtra e inunda el suelo que nunca sostuvo las vías del tren. Hay nostalgia sí, pero también mucho por descubrir.
Localización geográfica
Los túneles se localizan en el departamento Paclín, 55 km al NNE de San Fernando del Valle de Catamarca (SFVC) y 4 km al NNE de La Merced. En la actualidad se ingresa a través del Camping Los Túneles ($100 la entrada por persona, octubre de 2021).
El sitio está enclavado en una zona montañosa correspondiente a la sierra de Guayamba, a un promedio de 1000 msnm, dentro de la región fitogeográfica de las Yungas, muy cerca del trazado actual de la cuesta del Totoral (y también del antiguo)
1° túnel: el coloso
A sólo dos cuadras del camping está la boca del primer túnel. Al llegar a la entrada se siente un aire fresco que emana desde adentro. Allá en el fondo, un puntito blanco: la salida del túnel a 2 km de distancia. Es el gran coloso porque la construcción tiene 2080 m de largo. Mientras más nos vamos internando, más fresco se vuelve el ambiente y también más oscuro y húmedo.
Por las paredes y el techo se filtra agua, a veces en goteras y otras en borbotones o chorros: por partes hay agua estancada y por otras, fluye como un verdadero río subterráneo. Si no te querés mojar los pies, se puede caminar cuidadosamente por el borde izquierdo o derecho (un cordón alto de concreto) mientras te ayudás apoyándote sobre la pared.
Con las condiciones adecuadas, es posible observar una proyección de la imagen de afuera del túnel sobre la pared: se trata del efecto cámara oscura permitido por el ingreso de luz a través de un pequeño punto.
Pero una de las más espectaculares experiencias de entrar en el túnel es la gran reverberación que produce un sonido envolvente increíble con el más mínimo ruido que se emita.
Si cantás, reís o silvás, los sonidos resultantes son tan impresionantes como "aterradores" si estás en la otra boca del túnel sin saber quién o qué los produce.
Una vez que se ha cruzado el primer túnel, ya estamos a mitad del recorrido. Sólo quedan 2 km más y cinco túneles restantes.
Para cruzar el primer túnel se necesita un abrigo incluso en verano, a pesar de que afuera esté caluroso, pues rara vez se superan los 18° adentro
2° túnel: el pequeño
Tiene 40 m de largo y es levemente curvado. Hasta hace no muchos años estaba muy bien conservado. Sin embargo, en 2018 su acceso ha comenzado a peligrar debido a un derrumbe que parece estar avanzando hacia su boca occidental. Además, las lluvias han provocado un derrumbe que bloqueó parcialmente la boca oriental. Si no se hace nada al respecto, quizá en el futuro el 2° túnel quede inaccesible, lo cual impediría también llegar a los siguientes, pues para ello hay que cruzar el segundo túnel sí o sí
3° túnel: único de sur a norte
Como si lo anterior fuera poco, entre el segundo y tercer túnel hay una zona en la que el sendero está en riesgo de derrumbarse. Si eso llegara a ocurrir, perderemos el acceso al tercer túnel. Pero en sí, está muy bien conservado. Es el único dispuesto de sur a norte, tiene unos 150 m de largo y carece de partes inundadas. Además, hay señal de celular cerca de su boca sur.
4° túnel: el misterioso
Se dice que con los trabajos de construcción de la nueva cuesta del Totoral, que pasa por arriba de los túneles, se produjo un derrumbe que tapó por completo una de sus bocas. Desde hace veintiséis años que sólo se puede ingresar por la boca noreste, pero claro, la misma está inundada. Por estas razones, es uno de los túneles menos explorados.
Por lo tanto es imposible ingresar en él desde esa boca, pero sí seguir un camino por la montaña y a la vuelta encontrarnos con la boca de salida del mismo. Oscura y fría. Si ingresamos veremos el derrumbe en uno de sus extremos y los murciélagos que habitan en él.
5° túnel: el curvado
Es el túnel más combado de todos y sólo se encuentra inundado en su boca norte. Lamentablemente en 2020 se produjo un derrumbe que está bloqueando parcialmente su boca, aunque se lo puede cruzar sin problemas.
Desde acá se puede ver el paisaje hacia los llanos del este de Catamarca
6° túnel: el último
Para llegar a él hay que caminar poco más de 4 km desde la entrada del 1° túnel.
Quizá por ello no muchos lo conocen. De hecho, para llegar a él hay que descender por una profunda quebrada por donde fluye un arroyo que hay que cruzar sí o sí.
Gracias a texto que leimos por Stefan Sauzuk es que pudimos conocerlos.