Cruzando lentamente el desierto, dejamos atrás María Elena,
los petroglifos, la mina más grande del mundo de cobre y su pueblo fantasma Chiquicamata,
Calama, la moderna ciudad en medio de la nada, y en medio de la nube de polvo que llega desde Chuquicamata, de donde curiosamente mudaron a los pobladores por la gran contaminación que había en Chuqui y porque también debían seguir agrandando la mina. Y así poco a poco con el Lincacabur de referencia nos vamos acercando a San Pedro de Atacama.
un pequeño pueblo habitado por menos de 100 habitantes dedicados hoy al pastoreo y agricultura. Viven en casa de piedras con techos de pajas y sostenidos por horcones de cardones Rio Grande era lugar de paso a las caravanas provenientes de San Pedro hacia Chui Chui, y de esto hablan claramente los vestigios que se encuentran en sus petroglifos, la mayoría con escenas de cacería de guanacos.
Faltando muy poco para llegar a San Pedro tenemos a la izquierda el Valle de la muerte o también llamado de Marte,
en realidad de la muerte por la cantidad de huesos que se encuentran tanto de animales como humanos que perecieron intentando atravesar el desierto. A la derecha la cordillera de sal con encrespadas crestas coloridas en tonalidades del naranja al ocre forman un bravío mar al atardecer.
aquí todas las lenguas, razas, colores se ven y se entremezclan en casas de turismo y restaurantes.
el agua vale mas que la minería. Y un pequeño sello de los Pueblos Atacameños. Lickanantay.
Trato de conseguir la película y lamentablemente en la oficina de los pueblos atacameños de San Pedro no la tenían, investigando que significa Lickanantay me informan que es el antiguo nombre y significa Lickan : pueblo, Antay : nuestro. Así es San Pedro se llamaba pueblo nuestro.
la misma del mercado de frutas y de artesanías está llena de casas de turismo que ofrecen excursiones,
los geiser, rio grande, Chiquicamata. Los petroglifos, la cordillera de sal, laguna roja. Laguna Cejar, turismo astronómico, astrofotografía, esquí en la arena, Uyuni, parque Abaroa, etc. etc.
Conversando con los lugareños me informo que antes ellos eran los dueños de las tierras “no debíamos pagar por ir al rio grande a pasear con nuestros niños o nuestros perros”, “en el pozo tres todos nos bañábamos, pero ahora”, “ahora ya no podemos, imaginase un padre de familia mas la mujer y los niños debemos pagar”, Ya no podemos. “muchos lugareños no conocemos los geiseres”, no podemos ir a flotar a la laguna” y así ven como los gringos se apoderan de sus hoteles, de sus cafés, de sus calles, mientras ellos solo trabajan en las minas, y las mujeres de mucamas.
Si queres tomar excursiones debes asesorarte bien, que empresa, que vehículo, si es o no con guía, en fin los precios son muy diferentes dependiendo del confort que ofrecen, que claro después no será el mismo que brindan.
Y suerte que lo hicimos en vehículo ajeno. Los más de 80 km que distan la ruta es de tierra con muchísima calamina, costela de vaca, pianito o como le quieras llamar.
Los vehículos que parten todos a la misma hora 5 de la mañana van a más de 90 por hora levantando polvareda que no se ve nada y el frio es intenso.
Pese a todo valió la pena el viaje.
En los geiser del Tatio se forman pozas de colores por los depósitos de mineral que llegan desde el fondo de la tierra.
Las fumarolas y la actividad comienzan a las 05:30 cuando el sol comienza a salir y termina alrededor de las 07:30 cuando este ya ha salido completamente.
Por eso es que las excursiones salen de noche y esperan el amanecer en el lugar. El campo del geiser cierra sus puertas a las 11 de la mañana.
El agua aquí hierve a 86 grados, pero combinada con agua del río que llega es posible tomar un baño en las piletas acondicionadas.
Llegamos con menos 5 ° pero a medida que salía el sol, termino a las 9 de la mañana con unos agradables 23 grados
De regreso pasamos por Machuca, un antiguo pueblo con menos de treinta habitantes con sus casas de piedras y techos de paja con la particularidad que sobre sus techos tienen una cruz, con la creencia que esta les protege de todo mal.
Aquí la excursión hace una parada para comprar artesanías, sus famosos anticuchos de llama y tomar algunas fotos.
Varios días permanecimos en San Pedro estacionados frente a lo que era el museo.
Donde corre una asequia de agua de riego permanentemente, la que podemos utilizar .