sábado, 22 de julio de 2023

MAIMARA, QUEBRADA DE HUMAHUACA, JUJUY












Gunter Rodolfo Kusch nació en Buenos Aires en 1922 y falleció el 30 de septiembre de 1979, trasladando su cuerpo a Maimará donde vivió sus últimos años. antropólogo y filósofo argentino
En 1989 fue homenajeado por la cámara de diputados de la nación Argentina considerándolo uno de los pensadores más importantes, no solo de la Argentina, sino de América. Considerado por algunos "un maldito" más de esos que pueblan nuestra historia y cultura y por ello silenciado y negado por los cenáculos de la cultura oficial.
Kusch fue un pensador de esos que no abundan con demasiada frecuencia y su pensamiento es de vital importancia para el presente de las ideas filosóficas, éticas, estéticas que se desarrollan en América latina sin embargo y como sucede muchas veces con figuras de su talla tiene un reconocimiento mayor fuera de nuestro país.

Creador de una obra polémica y potente el filósofo Rodolfo Kusch intentó discutir los modelos de la filosofía clásica privilegiando la encrucijada del "estar siendo" del hombre originario americano en contraposición con el "ser" de la cultura occidental.

Se me hace que subir a esta tumba ubicada solitaria en lo alto de un cerro, es semejante al peregrinaje hacia el pensamiento de Kusch, en sí mismo nada inaccesible, pero sin embargo de difícil llegada. Todos pueden llegar, pero pocos de hecho se asoman a ese camino y son menos todavía los que perseveran hasta allí.
Se ve el cielo que todo lo domina y que, imponente e inevitable, le recuerda al hombre desde tiempos inmemoriales que no hay fin más allá del fin.
Al llegar a su tumba se ve la tierra
Desde Kusch se ve la grandeza del escenario vital de lo humano: el todo que pisamos nos da la posibilidad de ser, estar, crecer y creer. Se mira la tierra para descubrir que se es, pero sobre todo, que se está.
Al llegar a la tumba de Kusch, se experimenta el cansancio, la fatiga, y hasta dificultad para respirar. Respirar: lo más primitivo de la vida.

En estos tiempos de Latinoamérica convulsionada y agredida, amenazada y gimiente, hay una voz que recuerda la serenidad de estar en la propia tierra, bajo el propio cielo, en el propio pensar y decir…

La tumba de Kusch dice de un camino que lleva a la contemplación experiencial de los grandes focos que arden en su pensamiento. El pensamiento de Kusch sigue vivo. Sigue vivo allí, en la cima de un cerro sudamericano, esperando la llegada de peregrinos fatigados, agobiados, esos que ya ni pueden respirar. Peregrinos exhaustos que añoran encontrar lo que tanto necesitan: el cielo, la tierra, la fuerza vital de la cultura, la naturaleza, la muerte, la vida. Estar.

Creo que así, de alguna manera como esa tumba, la mirada de Kusch, es luz para esta Latinoamérica.