jueves, 3 de octubre de 2019

Palmar de Colon. , Entre Ríos, Argentina. Mitos y Leyendas

 Leyenda del Palmar

Mitos y Leyendas
Cuando todo era campo raso, vivía en un rancho cerca del río un rudo leñador con su joven hija morena de ojos y trenzas renegridas, quien ayudaba a su padre en los quehaceres del campo. Ésta no perdía de vista los pasos de la moza por cuanto era muy celoso y no quería que nadie le dirigiera la palabra.
Una tarde en que la moza se encontraba descansando en la puerta del rancho, pasó un forastero a caballo quien miró intensamente a la joven y siguió luego su camino. Pocas noches después escuchó cantar unas coplas, que intuyó eran para ella. Al salir a la ventana vio a su padre con el facón en la mano buscando al intruso, pero el galope de un caballo la tranquilizó.
La moza sufría mucho con el riguroso trato que le daba su padre, le había dado a entender que debía casarse con un vecino bastante entrado en años, pero muy rico que ella despreciaba y repudiaba.
Sólo pensaba en liberarse y volvía entonces a su memoria la dulce voz del forastero.
Fue entonces que se llegó a la gruta de Santa Inés para rezarle y rogarle a la virgencita que le conceda un milagro: "sálvame, Virgencita mía..." y le hizo un valioso regalo, una cadena de oro que le había obsequiado "el viejo" su futuro marido, en prueba de amor.


Mientras tanto el forastero que montaba un hermoso caballo blanco, va en busca de su prenda, llevando una bolsa de frutos de palmeras “Yatay” junto a dos flores para las trenzas de su amada. Llegando hasta su ventana hace una seña y a poco aparece la moza radiante de dicha, montan el caballo y salen al galope por los campos, rumbeando para algún lugar donde poder vivir su amor.
Pero el padre alcanza a ver de lejos a los que huyen, monta en su brioso caballo negro y lleno de rabia va en busca de la pareja. Lleva el facón en la mano, hunde las espuelas en el animal y sale al galope.
El caballo blanco, aun con su doble carga, vuela, pero en esa desenfrenada carrera hace que los frutos comiencen a caerse y que estos sean enterrados por el caballo negro con sus pisadas.
Llegado el alba junto al río con todas sus gamas de rojo y azul, encuentra agotado al caballo negro, furioso y maldiciendo a su jinete.
Cuenta la leyenda que de cada fruto nació una palmera y así con los años fueron multiplicándose, hasta llegar al día de hoy, donde un maravilloso bosque de palmeras se presenta al mundo, con su misterio y su magia.
Lo que nadie nunca supo, es donde llegó el forastero con la hermosa mujer morena.