una grande del arte Nacional y latinoamericano
Pinchas, La Rioja, Argentina
Estamos en el pueblo de Pinchas –espino en quechua– es emblemático en este sentido. Las casas son en su mayoría quintas rodeadas de nogales, vides, olivares y varias clases de frutales. Estas quintas tienen una alta variedad de especies, pero sólo uno o dos árboles de cada una. El pueblo –como todos– es silencioso, tiene calles de tierra y casas de adobe, y habitan en él unos 350 habitantes.
Hace años descubrimos a Doña Frescura, oportunidad donde le hicimos una entrevista narrando su vida, sus vivencias, de cómo aprendió a hacer telares. Sus tejidos y sus colores.
La encontramos rodeada de amigos jovenes recien llegadita del encuentrode artistas en Jague, alli siempre acompañandola está él, Sergio Frescura, su esposo , quien siempre interpreta sus ideas y las plasma en dibujos que luego ella realiza en los telares, su rostro se ilumina cuando nos ve llegar y nos recibe con la característica amabilidad de siempre
Las parras explotan en grandes racimos que invitan a ser probadas y nos sentamos en el patio a conversar
Doña Ramona Millán de Frescura es una de las artesanas más destacadas de la provincia de la Rioja y del país junto al Indio Cruz
Ha comenzado a tejer a los seis años, siempre recuerda cuando hizo una alfombrita para el banco de la iglesia¨ y desde entonces nunca paró realizando trabajos en un técnica milenaria de origen indígena. Se especializa en paisajes norteños y motivos de arte rupestre indígena como la serpiente bicéfala de la cultura Aguada que han sido premiados por diversos entes culturales provinciales y nacionales.
Oriunda de Aguas Blancas en el Departamento Castro Barros-, en su juventud viajó a la provincia de Buenos Aires donde conoció al artista plástico Sergio Frescura (italiano) con quien se casó y tuvo dos hijos.
“yo pienso la obra, se la transmito a él, (su esposo), él lo pinta y luego en base a esa pintura hago el telar, es un trabajo entre los dos…”
Se mece, su cuerpo se inquieta, Mientras nos narra una y otra vez sus aventuras de cómo y cuándo fundaron la feria de mataderos. “Éramos pocos, menos de 20, y llevábamos nuestros tapices, las artesanías y las exponíamos en lonas, con unas pequeñas luces, y asi empezamos, con voz lenta y pausada se sumerge en recuerdo, sonríe”
Comenta que una vez fue invitada a Francia a exponer sus trabajos, (no teníamos dinero, y yo lleve todos los tapices), se vendieron todos y paseamos por todo Europa “imagínese !éramos indios urbanos,! rie y además se dio el gusto de ver a Pink Floyd en Venecia en 1995
Frescura expresa lo bien que le hace tejer, se sienta frente a su telar y sus manos danzan entre los hilos, combinando los colores previamente teñidos y seleccionados por Doña Ramona. Y los dibujos brotan por arte de magia, los paisajes de sus pueblos, los Quom, las mujeres, las pinturas precolombinas halladas en distintos paredones cercanos.
Orgullosa de sus hijos, Diego y María Cecilia, Doña Frescura nos comenta sobre los emprendimientos de cada uno y de las dotes artísticas heredados tanto en sus hijos como en sus nietos. “Diego tiene un grupo de música que se llama La Mazamorra y tiene el patio preparado para recibir y albergar a la gente cuando la época de la chaya
Defensora de la naturaleza y crítica del estado A raíz de los numerosos intentos del gobierno provincial por afianzar el asentamiento de empresas mineras, Ramona se muestra molesta y defensora de la ecología. “La belleza que tienen una aguada y una vertiente no tienen precio”, expresa con su voz cálida. Además, destaca el valor de conservar el medio ambiente: ¨la naturaleza nos brinda el tinte, los colores para teñir, las ovejitas, las lanas…¨ expresa un tanto acongojada.
Calcula que en toda su vida ha tejido alrededor de cuatro mil tapices, pero sólo uno de todos ellos le pertenece: cuelga de una pared, y el motivo es el rostro de su madre.
Este tapiz es una rareza porque Ramona Frescura no suele tejer retratos, sino que prefiere paisajes, capillas, escenas cotidianas de la vida en los pueblos y sobre todo figuras rupestres porque, dice: “esos son los mensajes que nos llegan de un pasado y que hay que conservar”.
comienza el taller de danzas folcloricas. otro grupo diseña los futuros murales. otros comen pan caliente con dulces recien elaborados mientras el mate pasa de mano en mano.
nos despedimos con la promesa de siempre volver. como cada vez que transitamos la hermosa Cuesta de Huaco