A principios
de la década del 30 las vías del ferrocarril llegaron a Jáchal. Se trató
de una línea de trocha angosta de construcción y propiedad nacional
cuya construcciòn se iniciò en 1923 y finalizò en 1931. El tren llegó al
norte de la provincia 46 años después que a la Capital. En ese lapso la
ciudad de Jáchal y su área de influencia permanecieron aislados del
proceso de modernización que había transformado a extensas zonas del
país. De todas maneras, en los últimos años algún progreso se había
logrado. Existía un camino San Juan – Jáchal que podía ser recorrido por
algunos automóviles. El trayecto implicaba, si no había cortes por
crecida, 10 horas de viaje. Antes el servicio de mensajería llevaba 14
horas. Por automóvil sólo podía enviarse correspondencia y pequeños
bultos. La producción, la verdadera carga, circulaba hasta 1930 en
carros y arrías de mulas. Demoraban por lo menos de 4 a 5 días hasta la
capital de la provincia
TALACASTO
Ubicada
en el empalme de la Ruta 40 con la 436 a Calingasta y Barreal, supo
tener màs actividad hasta que una inundaciòn arrasò con todo. Hoy sòlo
queda un parador sobre la ruta y aprovechando las paredes de piedra de
los edificios ferroviarios, se han instalado algunos cobertizos para
vehìculos. Tambien existe en las cercanìas una laguna de aguas termales que en alguna època sirviò de atractivo. Este
ramal y las pocas poblaciones que recorrìa tambien se veìan afectadas
por las torrenteras que bajan de las sierras pre-cordilleranas que se
levantan hacia el oeste. Las fuertes correntadas afectaban el terraplèn y
los edificos de las estaciones. Es notable la cantidad de alcantarillas
y puentes de distintas dimentsiones que se observan para dar paso a
esas crecidas. Las
aguas bajan de las Sierras de la Invernada, Talacasto y Negra y la
mayorìa de ellos son transitorios tributarios del Jàchal que corre hacia
el Sur.