Playa Las Lisas, un pequeño cartel anuncia la entrada a la playa, sabemos que hay petroglifos, pero hay que buscarlos, no hay cartelería en el lugar, solo dos casas y una se ve abandonada.
En la otra de aspecto abandonada hay una luz prendida, tiene el generador encendido.
Ya tarde nos acercamos a conversar con él.

Su casa queda a solo 70 m del mar, es que aquí esta permitido construir, a más de 80 m se deben pagar impuestos a menos no. Su casa precaria, de madera, lo cobija hace mas de 20 anos. Vive en solitario hace mas de 20 anos. Nos cuenta de los temblores. De la pesca, de la cual vive a diario, comiendo pescados, moluscos y calamares. De lo difícil que es conseguir el agua y mas difícil poder conversar con alguien. Nadie se queda en este sitio.
Le pregunto por los petroglifos. “ a si los petroglifos…” y se queda mirando profundamente, como pensando, “nunca los encontrará, están allí muy lejos, en aquel cerro bajo, ya casi borrados y olvidados por todos”.
Los petroglifos son de la cultura de los “Changos” anteriores a los incas. Y aun permanecen intactos, gracias a que a nadie le importo. Valió la pena la caminata.
Me obsequia un “brazo de alga” que se transforma en un árbol de la vida para nuestro duende Aimogasteño y los pájaros de Paraty de Brasil.



Como consecuencia se produjo un aluvión que arrasó principalmente con el centro del poblado y nuevamente en el 17 ocurrió lo mismo aunque mas leve.





por la
noche vamos a la estacion de servicio y nos encontramoso con Jorge
Ortega, si aquel profesor de historia con quien habíamos mantenido
largas charlas en el viaje anterior hace un par de años
