Al cruzar para Bariloche el paisaje cambia bastante. El
Nahuel Huapi tiene su brillo
natural aunque en la costa quedan restos de cenizas.
Luciano vive en un lugar de ensueños, el barrio más bacán
de todo Bariloche, Melipal,
nos reciben con una calidez indescriptible, Ingrid como si
nos conociera de toda la vida
o más aun como si fuéramos sus familiares. Habían preparado
una hermosa mesa para
darnos la bienvenida
Paseamos mucho con Luciano como nuestro guía personal
mientras Ingrid toma sus
clases de teatro y trapecio, bordeamos el Nahuel Huapi y
fuimos a la laguna el Trébol
donde charlamos con unos artesanos amigos que trabajan la
caña del coihue haciendo
gordos lápices de crayones bajo la sombra de un cerezo en
flor.
Lago el trébol
Seguimos el recorrido de lo que le llaman el circuito chico
y llegamos al lago Moreno
donde se divisa el famoso Llao Llao
nombre tomado del nudo que forman los arrayanes
cuando son picados por una pequeña avispa que quiere
alojarse en su interior. Por ese
pequeño orificio largan una melaza que se va endureciendo
con el tiempo y de esta
manera protegen su bella madera, sobre este nudo se asientan
unos hongos comestibles
de exquisito sabor, de aspecto como pequeñas mandarinas
pero sin gajos. Recordemos
que en esta zona es donde se encuentran los únicos bosques
de arrayanes de todo el
mundo.