sábado, 15 de octubre de 2011

El alcornoque del fuerte de Coronel Belindez



Amaneció, empieza la danza de camiones respiran como búfalos, se enroscan y

desenroscan como lombrices recién descubiertas en la tierra y cuando logran

desperezarse bien, estirándose derechito con todo lo largo que son, roncan 10 minutos

más y se van recortando la silueta contra el sol, que esta allá muy, pero muy bajo porque

recién se asoma. Es una danza repetida en todos los viajes que no me canso de observar.

Peón 4 reina, ruta, mate, ruta, Rafael Amor, ruta, el caballo amenaza un alfil, ruta, puta,

ruta, el sabalero, mueve la dama, mate y ruta, ruta, ruta, tan derecha que las piezas sobre

el tablero ni se inmutan. Violeta Parra y se acerca el jaque

¡Llegamos a Choele Choel!

Hay un supermercado gigante, donde nos abastecemos de nuestro infaltable yogur de

frutillas y paramos en Darwin para tomarlo. Este particular pueblo mide solo dos

cuadras por cinco, está ubicado sobre la ruta, así que dimos la vuelta del perro lo

recorrimos todo y en el Paseo de la madre, recién pintado, mesas, bancos, cordones,

todo reluciente, decidimos detenernos para el desayuno.

Durante el viaje voy leyendo la guía de turismo que siempre llevamos a mano y me

informo que en Coronel Belindez hay un fuerte que tiene flora exótica y árboles de

alcornoque (corcho)

Ninguno de los tres lo conocemos, entonces decidimos desviarnos hasta allí para

verlos. El pueblo es prolijo, se conjuga lo antiguo con lo moderno, muy chato y seco, no

encontramos la dirección de turismo, por lo que nos acercamos a la intendencia,

atendidos por el mismo intendente, muchacho joven, nos cuenta la historia del fuerte de

la época de la campaña al desierto, actualmente este fuerte es un lugar privado en manos

de la empresa CLEPE, pero el charla con los guardias de la empresa y les manifiesta

que somos amigos personales y nos conceden una visita, nos hace acompañar por dos

empleados del municipio, Marcos y Pancho.

Recorrimos todo el fuerte y tocamos el alcornoque

pero más nos sorprendió el tamaño y la antigüedad del fuerte, 



sus habitaciones muy amplias y lujosas, una de ellas tiene una estufa hogar del tamaño

de mi cocina, solo la estufa; y la chimenea da a un baño para calefaccionarlo, que el

baño es del tamaño de la habitación del Pin, con una bañera enorme. En el patio tiene

dispuestas las caballerizas y las celdas para los nativos, entre las arcadas del patio

grandes aromos en flor que perfuman toda la región.