sábado, 13 de agosto de 2022

Rubén Capitanio.un imprescindible

 "Quiero ser un cura en situación de calle "


Plotier. Parroquia San Sebastián.

abrazamos un imprescindible


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Hoy pasamos a visitar a Rubén Capitanio.


Nos cuenta:“Vine a Neuquén por pocos meses

que se convirtieron en más de 40 años”

 

  Perseguido en La Plata se acercó a  Jaime De Nevares quien le permitió comprender otra manera de desempeñar la tarea de sacerdote; la de trabajar desde el pueblo, desde la gente

"Y aclaró este concepto diciendo que “cuando digo desde el pueblo, no quiero decir que los otros obispos no trabajaran para la gente, pero lo hacían para y no desde. En cambio, para Monseñor De Nevares primero estaba la necesidad de su gente, de su pueblo, de su Neuquén, de sus mapuches, de sus obreros; no como posesión sino por opción», remarcó Capitanio.

“Él no pensaba que pensaría el resto, sólo pensaba como darle más posibilidades a su gente. Esa era su principal premisa y ahí apostaba todas sus fichas”, agregó.

Para Rubén Capitanio eso lo convirtió en un “pastor desde el rebaño y obispo desde la gente”, lo cual lo diferenció notoriamente del resto.

 Don Jaime de Nevares fue el máximo referente y defensor de los neuquinos que sufrieron el secuestro de algún familiar directo durante la última dictadura militar. Junto a él, hubo sacerdotes que se unieron y acompañaron en la lucha a las Madres y familiares de las víctimas. Rubén Capitanio, fue y es uno de ellos. Se ordenó como sacerdote en el ’75 en La Plata y llegó a Neuquén el 7 de agosto de 1976 para luchar por los derechos, la dignidad y las posibilidades que la mayoría de las personas tenían imposibilitadas. “Vine a Neuquén defendiendo mis propios derechos, porque me vine corrido.  

Su vida siempre fue la de brindarle apoyo al otro con un único objetivo: luchar para que los derechos de los más desprotegidos sean respetados. “La tarea comunitaria (principalmente con los presos) me dio la posibilidad de estar cerca de la gente humilde    reconoció que su tarea dentro de las cárceles de la provincia de Buenos Aires “me marcaron una mala imagen por el simple hecho de defender los derechos de los detenidos. Eso ya era considerado un trabajo político, y como las fuerzas de seguridad no tuvieron capacidad para comprender la realidad social, nunca entendieron que lo mío era por compromiso con el otro y no tenía nada de cuestiones políticas”, dijo. De ahí en más, las persecuciones fueron interminables.

secuestraron a su padre y  golpearon a su hermano mayor por él, entonces Rubén  decidió venirse a Neuquén.

“Nunca sufrí detención, pero sí demasiada persecución. Por todos lados los militares decían: ‘ahora vamos en busca de Capitanio, el cura’”. Y agregó que “todo se complicó cuando mataron a cinco religiosos Palotinos (4 de julio del ’76) y el representante del Papa reclamó justicia, lo que ocasionó la reacción y orden de matar a dos sacerdotes por provincia. Ante esa noticia, el arzobispo de La Plata (Antonio Plaza) me avisó y me dijo: ‘Quiero que esta noche no duermas en La Plata’. Debido a esto, no dormí en la parroquia pero sí en la ciudad y a las 21.05, definitivamente, fueron a buscarme sin hallar rastros”, recordó.

A partir de ahí, Capitanio reconoció: “Empecé a comprender que este era un proyecto que no perseguía a quien obraba de diferente manera, sino a quien pensaba de distinta manera. Eso me ayudó a entenderlo el Monje Mamerto Menapache, del monasterio de los Toldos, y terminó de enseñármelo Don Jaime De Nevares”.

 “Uno en ese momento tiene una especie de inconciencia sobre el peligro que corre y no centra su atención en ella. Como soy una persona de fe, creo que fue un regalo que Dios me dio para hacerlo útil y así fue como me manejé”,        

A fin de año me jubilaré y me iré a vivir a una casa prestada. " Quiero ser un cura en situación de calle y seguir en contacto con la gente