sábado, 20 de enero de 2024

De viajes y mochilas El oso, Sergio Roberto Capra Andrade , gran conocedor Achiras Córdoba

 












Cómo cada vez que viajamos para el noroeste tanto de ida como de vuelta intentamos en nuestro itinerario pasar por Achiras.

Y porqué Achiras?

Porque aquí vive según nos han contado el mochilero más antiguo del país.

EL OSO, sí así con mayúscula

Nacido en Coronel Moldes, la tierra de Agustín Tosco.

Es aquel legendario personaje que un día decidió irse de gira con su mochila, mochila de fabricación casera, porque en aquella época no era tan fácil conseguir una, estamos hablando de hace más de 50 años.

Sí, 50 años y muchos más ha cumplido el oso de mochilero y sigue viajando incansable por el mundo.

Recuerda que su primer viaje , fue a Cosquín  al festival de folklore y de ahí no paró más

Está construyendo un camping a la vera del río, donde vende sus helados artesanales y o los regala.

Caminando, en tren, en bici, en avión, en lancha o en balsa recorre remotos lugares, 

La India, Ecuador, Galápagos, Montañita, Máncora, Rapa Nui

Además de ser el mochilero más antiguo del país, trabaja cuando está en su tierra, vendiendo helados que el mismo elabora artesanalmente.

Y porqué helados?

Porque el terminó sus estudios gracias a un helado.

Recuerda y nos cuenta con una gran sonrisa, cuándo pequeño, si pasaba de grado, la tía como un premio incentivo le regalaba un helado.

Hoy cuando se asoman al camping caritas con ganas de tomar helado y muy pocas monedas en el bolsillo, el oso no duda en llamarlos y convidarles un enorme helado.

Ya son famosas las largas, larguísimas filas que se forman en la plaza cada vez que el oso  regresa de algún largo viaje y  decide regalar helados a todos los niños vecinos.

Cuenta con amigos que la ayudan a fabricar o a repartir

Y la plaza se llena de fiesta, el pueblo se congrega,  pequeños y grandes reciben las cremas heladas y coloridas de la mano del oso.


Tiene su casa en el pueblo, ahicito nomás de la intendencia. Pero prefiere vivir en el río, se lo puede ver rastrillando las hojas, acomodándo la leña, conversando en un fogón o uniéndose en una guitarreada, frente al Ojito que alguna vez fue habitado por originarios y hasta no hace mucho tiempo se podían divisar  pinturas rupestres, donde el agua cristalina clara corre para dar el gran salto.       

Está vez, nos llegamos al río para visitarlo. Le avisamos públicamente por face a si alguien le avisaba que estábamos en camino.

Nos manifiesta " soy libre. No tengo teléfono, no uso celular, ni almanaque, ni reloj, tampoco estoy atado con ninguna señorita,  ni tengo cuentas pendientes.

Ha recorrido gran parte del mundo y tiene infinidad de anécdotas para contar y un sinnúmero de amigos qué visitar.

 Añora su Máncora querida, dónde aparte de su familia de corazón lo aguarda la bicicleta para llevarlo hasta Venezuela Colombia y Ecuador a seguir visitando amigos.

Siempre lleno de proyectos, nos cuenta:  "ahora tengo ganas de ir a las Filipinas y si no mientras para estirar las piernas cuando termine el verano, cuando termine  la temporada de helados, iré para Ushuaia aún no lo sé, sí en bicicleta o en moto. Hasta aquí nada extraordinario entre los viajeros, pero lo interesante en esta historia es que el oso con sus 76 largos años sigue adelante como el primer día que se cargó la mochila al hombro.

Como siempre nos comprometemos a retornar y pasar unos lindos días a la vera del río para deleitarnos con más increíbles historias.

Y hoy sentados aquí a la vera del río disfrutando de la sombra de la morenita nos tomamos un sabrosisimo helado, Cómo no podía ser de otra forma regalado por el mismísimo OSO.