Como ya es costumbre, cada vez que recorremos Uruguay, no podemos dejar de pasar por Villa Santo Domingo Soriano. Para abrazar fuerte a Sophie Angeli Chacoux nuestra gran hermana de mar.
Sophie, oriunda de Francia, Córcega, extraordinaria viajera con sólo 16 años ya había dado dos vueltas completas al mundo para luego abrazar la navegación cómo modo de vida, pasando por nuestra ciudad y nuestro río, dónde nos hermanamos para siempre.
Soriano como nombran a la villa para simplificar fue la primera población de la Banda Oriental. Fundada en 1624 como una reducción de indios chanáes,
Si quieres saber más de su historia te comparto este link
https://www.villasoriano.com.uy/fundacin
en la actualidad es un pueblo de 1.000 personas, sin médico, partera ni cura, aunque cuente con la primera iglesia católica del país. “Aquí nació la patria” es la leyenda que se repite entre todos los habitantes de la villa.
Dolores, la ciudad más cercana, donde todo lo que falta en la villa se encuentra multiplicado: población, estudio, trabajo, comercio. Para ir a Villa Soriano hay que estar decidido, porque no queda de camino a ningún lugar.
Villa Soriano es un pueblo más viejo que Colonia del Sacramento y que Montevideo, pero casi nadie llega a visitarlo. Es un tesoro que sigue escondido.
En el patio del museo Marfetán todavía está el falso aljibe que era la entrada a un túnel que comunicaba la casa con la iglesia (para que la familia huyera en caso de ataque) pero, en algún momento que nadie recuerda, fue tapiado. De la residencia del general Galarza solo quedan escombros en peligro de derrumbe.
La localidad es Patrimonio Histórico Nacional y mantiene las características coloniales de su época y un alto atractivo cultural. La emblemática Capilla de Villa Santo Domingo Soriano de 1797con un Cristo articulado unico de Uruguay y 2do de Sudamérica, donde un gigante y añoso Timbó fue plantado en 1904 por Mariano Mendieta ubicado en la entrada al pueblo, su copa posee 50 m de diámetro mientras que su tronco alcanza los 3 m, el museo Maeso y el museo y biblioteca regional Casa de Marfetán de la segunda mitad del 1700 construido por Juan Bautista de Mendoza, constituyen algunos de los atractivos ineludibles No obstante, el ícono representativo por excelencia de la localidad es su antiguo muelle construido a principios del siglo XX
Junto a él se encuentra la primera Estación Fluvial de Uruguay, instalada en el conocido ex Hotel Olivera, un emblemático edificio patrimonial construido a fines del siglo XIX, donde hoy día se brinda servicio a los navegantes y una cafetería con terraza hacia el río y las casa de las 100 máscaras creada por el ingenioso y creativo Artega.
Y aquí es donde Sophie Chacoux la navegante solitaria La misma que ya a los 16 años ya había dado dos vueltas al mundo
La que nos inicio en el nomadismo.
Aquí es donde fondió para abrazar al pueblo charrúa
